HASTA LA CIMA - PRIMERA PARTE
Fecha: 09/08/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: maia24, Fuente: RelatosEróticos
... que te enfoques en sorprenderte a ti misma, al señor Gabriel no le gustan los
chupamedias.
El comentario me pareció algo más allá que curioso. Si al subdirector no le gustaban los chupamedias, ¿cómo había hecho Adrián para convencerlo de reunirse conmigo? Después de un registro breve la pelinegra me dejó por mi cuenta en lo que a primera impresión etiqueté como una pequeña y austera sala de estar. Mientras el reloj hacía lo suyo, aquel
tic tac
que me martilleaba en los nervios, el sudor había comenzado a empaparme la nuca y recorrer gran parte de mi espalda. Respiré hondo. ¿Cómo saber que estás diciendo lo correcto? Era totalmente imposible tener la certeza absoluta de ello, y si era imposible, ¿por qué mi mente buscaba descifrar un secreto inexistente? Al cabo de un tiempo que pareció eterno, una mujer salió a recibirme para conducirme a través de la puerta por un corredor tan largo que era incomprensible. ¿Cómo podrías escucharte si gritabas desde aquella oficina? Sacudí mi cabeza para dispersar la duda. ¿Cómo por qué tendrías la necesidad de gritar?
Y dentro de esa oficina me encontré con el señor Gabriel.
El silencio de los primeros quince minutos me hizo replantearme el sentido de mi presencia. El señor Gabriel era una figura de autoridad bastante joven para el puesto que desempeñaba. A simple vista rozaba los treinta años de edad y la forma de su cuerpo conservaba los tiempos atléticos que había mantenido durante la universidad. Por otro lado, su ...
... oficina como subdirector se definía por tres colores; gris, café y negro, creando un contraste con el tipo de escena que tenía en mente. En aquel lugar el vestido blanco que llevaba encima estaba completamente fuera de lugar, como un halo de luz dentro de una cueva totalmente oscura.
Gabriel se encontraba del otro lado del escritorio, tecleando algo en el ordenador con un par de gafas que reflejaban la luz de la pantalla.
Tac, tac, tac,
no se escuchaba algo más. Reprimí el impulso de morderme las uñas.
—Hola —dije y el
tac, tac, tac
paro en seco.
Sin moverse un solo milímetro ni siquiera para mirarme Gabriel respondió:
—Creí que usted no conversaba.
Y en cuestión de una fracción de segundo el rostro se me transformó al rojo vivo.
—No pretendía molestarlo —mencioné.
—No lo ha hecho, solo asegúrese de hablar cuando tenga algo que decir.
—Por supuesto —asentí—, que tonta he quedado.
—Los nervios suelen traicionarnos más de lo que nos gustaría.
Gabriel era un hombre imponente. El tono de voz que se cargaba era insólito, profundo y desinteresado sin llegar a ser irrespetuoso. Sentado frente a mí mantenía una postura recta sin mostrarse forzada, y las palabras que salían de sus labios parecían haber sido pensadas al menos una decena de veces. Por un momento me lo imaginé en su habitación gris, café y negra hablando consigo mismo frente al espejo. La idea me hizo visualizarlo menos intimidante.
La entrevista comenzó cuando Gabriel se quitó las ...