1. Una nueva vida contigo


    Fecha: 10/08/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... cuando nos cruzábamos con alguien. A los ojos de los viandantes podíamos parecer una pareja enamorada, o eso trataba de pensar para no quedarme paralizada en medio de la calle.
    
    De repente y sin esperarlo, paramos en un portal que estaba abierto y me metió dentro del edificio de un tirón que me dejó de rodillas. Abrió la cremallera de su pantalón y en voz alta dijo
    
    – Come, puta – le saqué la polla obediente y me la metí en la boca.
    
    No me dejó muchos minutos para disfrutar comiéndosela, se retiró, se cerró el pantalón y salimos de aquel portal como si nada hubiera pasado. No fue el único portal en el que entramos, cada vez el tiempo mamándosela era más largo, su polla estaba más dura y prácticamente al límite para correrse. Yo cada vez estaba más caliente y lamía y absorbía con ansias.
    
    En el tercer portal, a pocas manzanas de casa, me sorprendió diciendo:
    
    – Dame tus bragas, cerda.
    
    Me las quité; estaban empapadas ya no solo de pis, también llenas de los jugos que habían salido por la excitación de mi coño. Me las pasó por la cara, hizo una bola con ellas y ordenándome que abriera la boca, las colocó dentro. El olor era intenso y todavía contenían algo de mi pis que, al presionar la tela, chorreaba entre las comisuras de mis labios. Nerviosa, ansiosa, excitada, sucia y con la boca llena, volví a salir con él a la calle. Iba mirando al suelo y rogando a Dios no encontrarnos con ninguna vecina, amiga o con mi madre que vivía en el portal de enfrente.
    
    - Levanta ...
    ... la cabeza, puta, luce orgullosa tu collar, eres de mi propiedad y te uso como quiero.
    
    Y de un tirón me metió en un portal que no era el mío. Esta vez me empujó contra una pared y colocándose delante repitió las palabras mágicas
    
    - ¿Qué eres?
    
    Yo no podía más, se me escapó un gemido que quedó silenciado por las braguitas que seguían en mi boca. Me las sacó por un momento, esperando mi respuesta
    
    – Tu puta perra, tu cerda meona, te pertenezco
    
    volvió a introducirlas de golpe.
    
    - No quiero que todos los vecinos se enteren de lo guarra que puedes llegar a ser. Estás meada y por lo que puedo notar con muchas ganas de que tu Amo, Dueño y Señor te use. -
    
    Mientras decía esto, introdujo dos dedos de golpe en mi vagina. Los sacó y, arrodillándose, se metió debajo de mi falda
    
    – Eres una cerda, tienes el coño asqueroso, puta. -
    
    y abriéndome un poco más las piernas, empezó a lamer lascivamente. Sentía como la pasaba separando cada pliegue de mi coño perfectamente depilado y recreándose especialmente en mi clítoris haciéndome gritar y estremecerme de placer. Iba limpiando cualquier rastro de pis y quedándose con todo el flujo que aumentaba con mi excitación. Cuando estaba a punto de correrme, frenó en seco y salió de mi falda.
    
    - Sabes a hembra y a meados, mi sabor preferido. – exclamó mientras se relamía.
    
    Se levantó y quedándose a mi altura me dijo:
    
    – Prueba –
    
    y empezó a besarme de forma intensa, enlazando su lengua con la mía y dejándome la boca llena de ...