1. La rica vendedora de dulces


    Fecha: 15/08/2023, Categorías: Sexo con Maduras Autor: subtitulados, Fuente: CuentoRelatos

    Manejaba rumbo a mi oficina, cuando al parar en una luz roja, en una esquina, se me acerca una señora de unos 43 años aproximadamente a ofrecer los helados que estaba vendiendo, el calor era insoportable y sin dudar compré uno.
    
    Me llamó mucho la atención los ojos de esta señora, sin ser de color, eran preciosos, almendrados y con una mirada muy interesante. Usaba unos jeans ajustados y una blusa blanca, su físico obviamente no era el de una joven.
    
    Pude apreciar que, bajo esa blusa, su cintura salía un poco hacia los lados, pero tenía unas tetas grandes, redondas y su culo era formidable, además su cara, a pesar de los años y estar bien morena y bronceada por el sol, era bonita.
    
    La historia se repitió varios días, ya que siempre se paraba en la misma esquina y yo todos los días, al volver del almuerzo pasaba por ahí.
    
    Poco a poco fuimos entablando unas palabras hasta que, pasada casi dos semanas, yo ya conocía su nombre y ella el mío, y cariñosamente me llamaba "su caserito".
    
    Una tarde en que pasé por ahí, me ve y se acerca a mi auto, se notaba que hace poco se había mojado el pelo, tratando de escapar del gran calor que en ese momento hacía.
    
    El agua de sus cabellos negros, había escurrido por su blusa blanca y hacían traslucir un poco su brasear y sus pezones se habían tornado duros al contacto del agua fría.
    
    Me fue imposible comprar el helado, sin dejar de mirar esos pechos, ella no se si no se habrá dado cuenta, la cosa es que me excitó mucho y ...
    ... pensé encontrar la forma de entablar una conversación un poco más larga y llegar a llevarla hasta donde yo quería… La cama.
    
    Calculaba siempre que me tocara la luz roja en esa esquina, que afortunadamente era muy larga, en todo ese tiempo que estuve así, también empecé a notar un poco de interés de su parte, incluso un día, en que yo venía con traje y corbata, que no es lo habitual, me dijo que me veía muy buen mozo, y que el helado corría por cuenta de la casa, y me lo regaló.
    
    Poco a poco fui consiguiendo su nombre, su estado civil (casada) hasta que hora trabajaba, donde vivía, en fin, una serie de datos que me llevó hacerle guardia un par de días, hasta que, por fin, una tarde a eso de las 7, la veo que va caminando a tomar locomoción para ir a su casa.
    
    Como de casualidad, pasé por su lado y la llamé, como yo ya sabía dónde vivía, le dije que iba para esos lados y si quería, la llevaba, ella sin pensarlo, me dio las gracias y se subió.
    
    Manejé lentamente tratando de conversar lo más posible con ella, pero lamentablemente el trayecto no era muy largo, sin embargo, cuando le pregunté por su marido, ella me dijo que él trabajaba fuera de la ciudad, y que al parecer tenía otra mujer, ya que cada vez viajaba menos.
    
    J: ¿En serio? ¿Tiene otra?
    
    M: Si, jeja, ¡pues así es la vida!
    
    J: Yo pienso que deberías pagarle con lo mismo.
    
    M: Jajá, claro, ando buscando un jovencito, guapo y agradable para eso, ¡jajá!
    
    La llegada a su casa, no me dio la opción de seguir ...
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