1. La rica vendedora de dulces


    Fecha: 15/08/2023, Categorías: Sexo con Maduras Autor: subtitulados, Fuente: CuentoRelatos

    ... rico, como te tenía ganas!
    
    M: ¡Y yo a ti papacito, uhm!
    
    Que rico estábamos cogiendo en la regadera, el agua caía y cubría nuestros cuerpos que estaban encendidos por la pasión y el deseo.
    
    Ella luego de un rato, se da vuelta y nos fundimos en un apasionado beso, quise penetrarla por delante, pero la posición era muy incómoda, por lo que cerramos la ducha, nos secamos y nos fuimos a la cama.
    
    Yo acostado viendo como ella secaba las últimas partes de su moreno cuerpo, sus grandes tetas colgando, los abundantes pelos de su coño, sus fabulosas piernas.
    
    Ella se abalanzó sobre mí, besando mi estómago, mientras sentía como sus tetas chocaban contra mi verga, ella comenzó a bajar, hasta que sus labios tocaron la punta de mi verga, muy suavemente la llevó dentro de su boca y comenzó a chupármela desesperadamente.
    
    Ella misma me dijo que lo que más le fascinaba era chupar la verga y se deleitó como media hora con mi verga en su boca, ya de tanto aguantarme en no acabar en su boca, me dio una dureza que muy pronto ella recibiría.
    
    M: ¡Me encanta tu verga corazón!
    
    J: ¡Uf, chupas riquísimo, ah!
    
    M: ¡Que rica, uhm, ah, uhm!
    
    J: ¡Si bebe, uhm, síguele!
    
    La acosté a mi lado y metiéndome entre sus piernas comencé a chupar esas tetas que hace rato me tenían loco, sus negros y grandes pezones fueron chupados una y otra vez, cada vez más fuerte como ella misma me decía que se los chupara a punto de agarrarlos con mis labios y tirárselos, dándole un gran placer.
    
    M: ...
    ... Que rico, uhm, muérdelos, si, papi, que rico, ¡ah!
    
    J: Que ricas tetas nena, ¡uhm son magníficas y tus pezones me encantan!
    
    Pasé a acomodarme un poco más arriba y tomándola de las nalgas comencé a follarla muy rápidamente, sentía como me enterraba sus uñas en mi espalda, pidiéndome más y más.
    
    M: Así, ah, cógeme, uhm, que dura, ¡que dura verga!
    
    J: ¡Oh!! ¡Si, muévete, que rica concha, por dios!
    
    M: ¡Si, api, como lo necesitaba, uhm!
    
    J: ¡Ahora si te estas vengando rico mi amor!
    
    Yo estaba muy duro y la arremetía una y otra vez fuertemente haciendo que el placer de ambos fuera lo máximo.
    
    Luego cambiamos, la hice ponerse de guata, y subiéndome sobre sus nalgas, nuevamente comencé a follarla, como un animal, acariciando sus nalgas una y otra vez.
    
    Ella misma se movió y se colocó en cuatro patas, ofreciéndome su generoso trasero, mientras apoyaba sus manos sobre la almohada.
    
    M: ¡Cógeme mi amor, uhm, cógeme!
    
    J: ¡Que nalgas! Estas buenísima, como puede ser posible que estés en la calle de heladera, ¡es para que seas una consentida!
    
    M: ¡No digas nada y métemela, métemela como si hoy se acabara el mundo!
    
    J: ¡Tus deseos son ordenes madame!
    
    La visión de tenerla así, me llevo a no contenerme y comenzar a besar cada centímetro de ese trasero, eso la calentó más aun, y se separó sus nalgas para darme más espacio, ¡para besar su ano! Cada pasada de mi lengua hacía que emanara un gran gemido de su boca.
    
    Traté de meterle un dedo por ahí, pero no me dejó, ...