1. La esclava de la señora Marisa y su hija Laura


    Fecha: 15/08/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Eduardo Marín, Fuente: CuentoRelatos

    Me llamo Ana. Cuando esto pasó yo tenía 24 años. Marisa, mi jefa, 41 y Laura, la hija de mi jefa, 18 años.
    
    Todo comenzó porque yo soy de un pueblo de Segovia, donde apenas hay vida y decidí un día, contestar a un anuncio que leí en internet, de una señora que necesitaba una chica interna. Yo me ofrecí. Llamé y hablé con la señora Marisa y me citó para empezar a trabajar en su casa un lunes de abril de 2017. Ahora hace justo 3 años.
    
    Los primeros días he de confesar que estaba bastante nerviosa. Ya le había comentado a la señora Marisa, que era inexperta y ella me dijo: “Tu, con que seas obediente y hagas lo que se te mande, con eso nos vale”. Yo intentaba estar atenta a todo, para contentar a mis jefas. Me levantaba a las 7,30, para prepararle el desayuno a mi señora Marisa y que ella al despertar ya tuviera su café caliente, sus tostadas y su zumo de naranja recién exprimido. Mientras ella desayunaba, yo me iba a su dormitorio, para ventilarlo y hacerle la cama, principalmente.
    
    La señora Marisa, era separada y tenía una zapatería a unos 400 metros de su casa, en una de las calles principales del Barrio del Pilar, en Madrid. Cuando ella terminaba de desayunar, yo recogía su desayuno y nos íbamos a la zapatería. Allí siempre había cosas que hacer, colocar el escaparate era fundamental, pero también limpiar estanterías, fregar suelos, colocar las cajas del almacén, etc... La señora Marisa desde el primer día, me iba enseñando todo eso...
    
    Marisa era alta, 1, 75 ...
    ... aproximadamente. Pesaba unos 58 kg. Rubia. Ojos claros... La verdad es que era una mujer de admirar... Y yo la adoraba. Desde el primer instante quedé prendada de ella y de su hija Laura, pues también era guapísima.
    
    Laura media 1, 73. Pesaba 52 kg. Y tenía unos ojos preciosos, claros, muy lindos. De llamar la atención.
    
    Los días iban pasando y una mañana, trajeron mucho calzado para colocar en el almacén, Marisa me ordenó tirar algunas cajas, yo fui a tirarlas y ella se tropezó, con unas que yo había dejado en el estrecho pasillo. Marisa me echó una señora broca... Yo le pedí perdón un montón de veces y ese mismo día yo noté que Marisa era muy dominante pues me tuvo toda la mañana detrás de ella, pidiéndole perdón. Otra, a la segunda o tercera vez, me hubiera dicho, vale. Pero Marisa, no me decía nada y yo sumisamente cada vez que tenía ocasión, volvía a pedirle que me perdonara.
    
    A las 12 del mediodía, Marisa me solía mandar a casa, para preparar la comida y colocar la mesa, comprar el pan, etc. Muchas veces a esas horas la señorita Laura seguía durmiendo...Y otras veces estaba levantada, pero tumbada en el sofá. Yo lo primero, le iba arreglando el cuarto a Laura, le hacia la cama, le recogía bragas, los calcetines, todo lo que dejaba del día anterior... y luego recogía su desayuno, si había terminado. Y me ponía a calentar la comida tranquilamente... Un día estaba Laura tumbada en el sofá del salón y yo en la cocina preparando unas patatas... Le suena el móvil a Laura y me ...
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