Mi hermana, mi ama 2
Fecha: 29/06/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... clavaba la de Oscar y al retroceder, la mía. Ellos se comían la boca y yo amasaba y pellizcaba sus suaves y deliciosas tetitas. Oscar fue el primero; tras su rugido, seguido de un aspaviento, se quedó quieto bajo nosotros, yo seguía bombeando. El culito de mi hermana me volvía loco, llevábamos años haciéndolo y no me cansaba de follarlo. Al poco, Lidia gritó y se desplomó sobre Oscar. A mí me gustaba seguir después que ella se corría, porque algunas veces se enfadaba y me quitaba, impidiendo mi llegada a meta. El sufrimiento de no poder vaciarme, también me producía un extraño placer. Pero esta vez me dejó. Y disparé dentro de su cuerpo la carga de mis testículos. Tras reponernos, tomamos un refresco, Oscar nos dio una bebida a la que llamo zarzaparrilla, era una especie de cola, parecida a las cocas actuales. — ¿Sabéis que se me ha ocurrido una idea mientras follábamos? — Dijo Oscar misterioso. Mi hermana lo mira con gesto interrogante. — ¿Qué idea? Mira que te temo, Oscar, eres muy peligroso — Dice mi hermana. — ¿Queréis ganar dinero? — La pregunta de Oscar nos deja intrigados. — ¿Cómo? — Pregunto. — Follando. Haciendo lo mismo que hacéis, entre los dos, pero como espectáculo. No podéis imaginar lo que pagarían por ver a dos hermanos, de verdad, jodiendo. — Y eso ¿Cómo lo haríamos? — Pregunta Lidia, que ya se veía ganando dinero. — Facilísimo. Yo me encargo de todo, como vuestro representante. Busco locales, clientes, en fin, todo… Vosotros, al terminar, cobráis ...
... vuestros duros y a casa. ¿Qué os parece? — Podemos probar, a mi me gusta follar y mi hermano hará lo que yo diga. — Pues no se hable más. Mañana mismo empiezo a hacer las gestiones… Nos vestimos y en su coche nos llevó hasta nuestra casa. Era tarde. Madre estaba sentada en la mesita de la cocina, con tres platos de comida, estaba fría, ella no la había probado. A pesar de todo, nos sentamos y cenamos. No nos decía nada, pero sus gestos eran de estar muy enfadada. Por fin estalló. — ¡¿No tenéis nada que decirme?! ¡Llevo horas esperando! ¡No tenéis conciencia! Me mato a trabajar para traer un duro a casa, mientras vosotros os gastáis el dinero por ahí. Miraos como estáis. ¿Qué habéis estado haciendo? Lidia la miró fijamente. — Follando, madre… Follando… Y ahora te toca a ti. Estas muy tensa y vamos a relajarte un poco. Tienes razón, últimamente te tenemos un poco abandonada. Vamos a la cama. Madre no podía creer lo que oía. La miró con los ojos muy abiertos, después se tapó la cara con las dos manos y se echó a llorar. Lidia la consolaba, la acogió entre los brazos, la levantó y los tres nos fuimos a nuestro cuarto. La desnudamos, ella se dejaba hacer. Sabía que no podía oponerse a los deseos de mi hermana. Los tres en cueros, acostados, madre en medio, empezamos a acariciarla, a besarla por todo el cuerpo. No se protegía, abierta de piernas y brazos, dejaba que llegáramos hasta los más recónditos rincones de su anatomía. Palpé su coño y rezumaba, embadurne mi mano con su licor, lo ...