Recuerdos de un pasado incómodo
Fecha: 25/08/2023,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: ogarcia, Fuente: CuentoRelatos
Sucedió un jueves por la tarde, lo recuerdo por ser un día festivo en la ciudad, todo bullicio y alegría; salimos temprano de la escuela, tomé mis cosas y charlé un rato con mis compañeros antes de regresar a casa. Por el camino me encontré con un amigo que hacía casi el mismo trayecto y nos acompañamos hablando de trivialidades.
Ya casi por llegar a la intersección donde tomábamos rutas distintas nos despedimos; apenado, me tomó del hombro y me señaló hacia la rotonda cercana que estaba a un lado del camino, sentí que mi mundo se venía abajo.
Ahí estaba, con él; recargados en la columna del fondo, él tomando su cintura mientras ella jugaba con su cabello, sonrientes.
Me encaminé a su encuentro con mi amigo como escolta, su desconcierto fue mayúsculo al verme llegar a su lado; con un golpe en su costado se lo quité mientras a ella la tomé de los hombros llevándola al fondo; él quiso intervenir, pero mi amigo no se lo permitió.
-¿Qué pasa contigo? –le dije con mis manos aun temblando por el coraje -¿por qué haces esto?, ¿por qué me haces esto?
Ella no contestó, solo desvió su mirada de la mía; podía sentir su miedo al tenerla sujeta de forma un tanto agresiva, la solté mientras trataba de tranquilizarme un poco.
-No quiero seguir contigo –dijo casi susurrándolo– te lo iba a decir.
-¿Hasta cuándo carajo?, ¿hasta cuándo me lo ibas a decir? –Casi lo grité viéndola a la cara- ¿sabes lo que este pendejo quiere contigo?
-¡Eso no te importa cabrón! –dijo él ...
... aún en el suelo.
No me pude contener. Como energúmeno me lancé sobre él; le golpeaba con mis puños sobre su rostro una, otra y otra vez con saña, con una fuerza que me salía desde lo más profundo; él se cubría lo que podía y también impactó mi rostro con sus puños, no le sentía; como autómata seguía lanzando golpes sin tomar en cuenta que me pedía parar; no estaba por hacerlo, no podía y tampoco quería. Solo hasta que me vi arrastrado por sobre él pude reaccionar, una última patada recibió antes de sentirme sujeto por mi amigo.
-Vámonos –me dijo– ya no tienes que hacer aquí.
La miré al rostro, en ese momento quería que fuera la última vez que lo hacía; tomé mis cosas y di la vuelta, me dolía, pero no quería saber nada de ella.
Con el tiempo la olvidé.
Pasaron los años así como las parejas, conocí a mi ahora esposa, nos casamos; por mi trabajo nos trasladamos lejos de ahí, hicimos nuestra vida juntos; éramos felices.
Por motivo de traspaso de bienes tuve que regresar, lo hice sin mi esposa ya que su trabajo no se lo permitía; solicité un par de semanas en el mío para dejar terminado todo, aunque me trajo muchos recuerdos la estadía no quería permanecer más que el tiempo necesario, nada me retenía… o eso pensé.
A un par de días de dar por terminado mi viaje, me encontraba tomando un café en la terraza de una plaza comercial; el día frío y lluvioso lo ameritaba. Estaba por pedir la cuenta para retirarme cuando tocaron mi hombro, volteé la vista, ahí estaba ...