1. Como en las películas


    Fecha: 02/09/2023, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... languidecer, eso no lo podía permitir, yo vine a esta casa a perder mi virginidad, no admitía volver a la mía sin haber sentido todo eso que mis amigas me contaban. Lo puse de espaldas en la cama y lo besé, lamí su cuello, besé el tatuaje de su pecho y recorrí suavemente con las yemas de mis dedos su estómago. Toqué con cuidado su pené y comprobé que dejaba de ablandarse. Subí sobre su cuerpo y arrodillada me enfrenté a su pene. Lo sostuve en alto e intenté sentarme sobre él. Ahora era Nicolás el que saltaba de dolor, estaba claro que esa estrategia no funcionaba. Agarrando firmemente su pene comencé a frotarlo por toda mi vagina, a lo largo y a lo ancho, comencé a moverme de un lado y de otro, mis piernas temblaban por la incómoda posición pero no desistí. Cerré los ojos y me concentré en mí, por algún lado ese pene se tenía que meter ¿O sería que mi cuerpo era diferente? Por favor, no. Como si de un suave murmullo se tratara sentí que mi cuerpo me comunicaba el camino, concentrada en mi misma al pasar la cabeza del pene por alguna parte de mi vagina sentía si estaba mal o bien. Instintivamente decidí que si se sentía bien tenía que pasar de nuevo por ahí, mis piernas se vencieron un poco y sentí con satisfacción como se introducía un poco en mi esa cabecita.
    
    - Ah – oí a Nicolás gemir bajito – Entró.
    
    - Si –Susurré.
    
    Comencé a moverme si salirme intentando avanzar de a poco, dolía pero con un dolor bueno, sentía que ese dolor era algo bueno. Me moví para un costado y ...
    ... para otro, al frente y para atrás, buscando siempre sentir lo que “estaba bien”. Y como si de una clave de un candado se tratara mi cuerpo poco a poco se fue abriendo. El dolor lentamente se convertía en una extraña sensación de plenitud, de que todo lo que sucedía era porque tenía que ser de esa forma, una sensación de que las cosas estaban en su lugar.
    
    Todavía con los ojos cerrados y con una respiración que se entrecortaba más avancé hasta llegar a la base. Comencé a moverme instintivamente para atrás y para delante presionando mi clítoris contra el cuerpo de Nicolás, me incliné sobre él y le di un largo beso en los labios. Cuando por fin abrí los ojos para verlo estaba arqueándose con los ojos cerrados y gimiendo suavecito. Sus manos no sabían dónde colocarse y las ubiqué en mi cola, comenzó a moverse intentando pactar un ritmo y yo le correspondí notando que cuanto más rápido el gemía más y muy fuerte. Me incorporé y sentada sobre él con un frenesí salté para clavarme más y más. Ya no había dolor, ni malo, ni bueno. Ahora era todo placer. Nicolás se incorporó y sentado comenzó a chupar y morder mis pezones. La posición me volvió loca, sentía una constante vibración de placer en mi clítoris y podía sentir la presencia de su pene dentro de mí con todo su esplendor. Los jadeos se volvieron más y más fuertes, y el deseo nos llevó a mordernos y arañarnos.
    
    Sentí como el calor y la locura se apoderaba de mi cuerpo y como si de un ataque fuera mi cuerpo tembló con un grito ...
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