1. La princesa y el caballero


    Fecha: 05/09/2023, Categorías: Hetero Autor: Homerdiablillo, Fuente: CuentoRelatos

    ... dijo:
    
    - Por cierto, que este caballero cumple siempre sus promesas. Vuestro sexo habrá de ser de mi señor, pues le he jurado lealtad y es su derecho de marido y rey. Sin embargo, no he prometido nada sobre el resto de vuestro cuerpo.
    
    La princesa, educada como una joven honesta y pudorosa, no entendió qué quería decir pero se sintió amilanada por la seguridad de sus palabras y su mirada lasciva. Cuando él la abrazó y tiró de su vestido quiso gritar, pero él tapo su adorable boca con una mano mientras con la otra desgarraba salvajemente el camisón hasta dejarla desnuda.
    
    La amordazó entonces con el pañuelo de seda que le había regalado tu padre, y la llevó a empujones hasta su lecho, donde la derribó dejando bien a la vista su culo. Era éste, efectivamente, redondo como un melocotón y suave como el terciopelo. Sir kay lo besó con adoración y lo acarició dulcemente. Recorrió despacio el hermoso culo con su dedo índice, buscando el lugar donde habría de satisfacer su deseo. Una vez encontrado introdujo su dedo allí para que supiese lo que le esperaba. Río al notar la cara de perplejidad y espanto de la princesa mientras lo movía.
    
    Ella sabía ahora cuál era el brutal deseo de aquel hombre y trató de liberarse inútilmente. Poco después oyó el sonido de los calzones de Sir kay cayendo al suelo. Él quería introducir su miembro sin más tardanza. La pobre muchacha no había visto nunca un miembro viril ni pudo verlo esa noche, pero sí sentirlo...
    
    Cuando el capullo acarició ...
    ... su culo trató con todas sus energías de escapar. Se retorcía la joven como un pez que da coletazos fuera del agua, consiguiendo tan sólo menear aquel culo de una forma realmente graciosa y excitante para Sir kay. Éste lo agarró con sus rudas y enormes manos de militar y lo inmovilizó sin ninguna dificultad. Viendo su enorme y tiesa verga al lado de aquel culito sintió dudas de si podría entrar.
    
    Pero querer es poder y su voluntad era inquebrantable: el hermoso capullo entró. Ahora era él quien se burlaba mientras la pobre princesa lloraba y le lanzaba maldiciones ininteligibles por la mordaza. Una vez que estuvo dentro el capullo, Sir kay siguió empujando inmisericorde hasta que ella sintió el choque de sus testículos. El dolor era enorme para la princesa y proporcional al placer del caballero, que empujó una y otra vez como si el pene fuera a salir por la boca de la princesa. Su expresión era un poema por la rabia y el dolor, mientras que el caballero sonreía de gusto y también por el placer de la venganza.
    
    Cuando se sintió agotado de aquellos empujones se corrió, dentro de ella por supuesto, y sacó el miembro chorreando su jugo blanco por todo el culo de la princesa. Antes de retirarse no dejó de advertirle que él había cumplido su promesa de llevarla virgen hasta su señor y que se guardara mucho de revelar nada sino quería verse repudiada. Ella le entendió perfectamente sin dejar de llorar. Sir kay se fue de la tienda satisfecho y durmió enseguida como no había podido ...