1. Dominada por mi ginecólogo


    Fecha: 05/09/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    staba nerviosa, nunca me habían gustado las revisiones ginecológicas, tenía cierto apuro al tener un hombre contemplando mi sexo desnudo para meterme un palito en la vagina, pero llevaba varios días con dolor de ovarios y mis compañeras de trabajo me instaron a que fuera a hacerme una revisión.
    
    —Es que no sé ni quién es mi ginecóloga —me quejé mirando a María.
    
    —Pues tienes que ir, no puedes postergarlo más, estamos en una edad que nos tenemos que cuidar.
    
    —¿Me estás llamando vieja? ¡Solo tengo cuarenta!
    
    —Y muchas de dieciséis querrían estar tan estupendas como tú, pero son cosas que no puedes dejar pasar, si quieres te acompaño —resoplé.
    
    —Deja, deja, que ya iré yo.
    
    Pedí hora en el centro de salud cercano a mi casa, al parecer mi doctora se llamaba Dra. Ruiz, no pensaba que me fueran a dar cita tan pronto, pero me la habían concedido para esa misma tarde.
    
    Llegué a casa y le dije a mi marido que él se tendría que encargar de los niños, que tenía visita para que me miraran los ovarios.
    
    —Claro tranquila cariño, ¿quieres que te acompañe? —Qué perrera les había dado a todos para acompañarme, ni que fuera una impedida.
    
    —No hace falta, será un momento, y ya sabes cómo se ponen los críos en el médico.
    
    —Tienes razón mejor que los lleve al parque.
    
    Tenía una buena relación con mi marido, llevábamos muchos años juntos, desde que yo tenía 19 y él 23. A ambos nos había gustado cuidarnos siempre e ir al gimnasio, por lo que casi nunca visitábamos el ...
    ... médico.
    
    Me llamo Aroa, tengo 40 años mido 1,68, peso 58 kg, pelo rubio, gracias a las mechas y ojos oscuros. Si hay algo que destaque en mi figura son los pechos, mi marido siempre dice que es una de las partes que le conquistó, pues jamás se fijaría en una mujer con un busto pequeño.
    
    Me duché y depilé a conciencia, sabía que no importaba demasiado la ropa interior que me pusiera porque me la iba a quitar, pero la lencería era una de mis debilidades.
    
    Elegí un vestido que se abotonaba por delante, desde el escote hasta el final de la falda que terminaba por encima del muslo. Tomé el bolso y me despedí de mi familia rumbo a la ginecóloga.
    
    Cuando llegué no había demasiada gente en la salita de espera, pero sí un matrimonio que estaba sentado delante de mí cuyo marido no dejaba de mirarme las tetas y los muslos.
    
    Me sentí entre apurada y excitada, siempre me había gustado despertar deseo en el género opuesto, pero su mirada caliente cuando su mujer estaba al lado, me pareció poco apropiada.
    
    La enfermera me llamó y me incorporé inclinándome hacia delante, sintiendo los ojos del hombre perdiéndose en mi escote, ese era el único regalo que se iba a llevar.
    
    Mis relaciones sexuales con mi marido eran satisfactorias, pero reconozco que tenía muchas fantasías por cumplir que estaba segura que le escandalizarían, así que las dejaba para mi mente y mis momentos de soledad cuando me acariciaba recreando todas mis fantasías.
    
    Entré en la consulta y reconozco que me sobresaltó ...
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