¡Fin del confinamiento!
Fecha: 06/09/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos
Como fue mi regreso a la normalidad cotidiana, después de la vacuna contra la pandemia de Covid-19.
¡Otra vez a disfrutar completamente de la vida! Ya cumplimos un mes de que nos vacunaron y pudimos continuar con nuestras rutinas amorosas.
El asunto es que todo volvió a la normalidad y aprendimos que éramos felices y ahora vamos a disfrutarlo con mayor intensidad.
El viernes me dijo Saúl que el lunes tenía una reunión presencial en la Universidad pues les presentarían formalmente a la nueva jefa de la división de ingeniería. “Es buen momento para que Eduardo venga a darme su amor, ¡lo extraño mucho!”, me dije y le envié un Whatsapp advirtiéndole que no hiciera compromiso en la mañana del lunes. Cuando supe los datos de la hora y el tiempo de la junta se los envié para señalar que le hablaría cuando Saúl saliera, como en los viejos tiempos en los que todos mis amores extramaritales eran furtivos, eso le ponía emoción y suspenso a la relación. Como respuesta al juego, me envió un sticker de un embozado estilo espía y reí de la ocurrencia.
El lunes, diez minutos después que salió Saúl, le marqué a Eduardo. “Ya se fue, te espero” le dije. “Sí ya vi que salió hace rato, ahorita mismo estoy allí, mi mujer”, dijo y yo contesté con un “Te amo” antes de colgar. Así pasaba antes, él llegaba y yo metía a los niños en el estudio donde les prendía la televisión y les pedía que no me interrumpieran y que, si necesitaban algo, tocaran el timbre de servicio. Ahora nada de niños, ...
... ningún reclamo por mis relaciones con mis amores extra, pero la travesura seguía.
Lo recibí en el negligé que no me quité desde que me levanté, pero seguramente Saúl sospechó por qué pues al despedirse, metió sus manos para acariciar mis tetas al tiempo que me daba un beso riquísimo. “Te portas bien”, dijo con doble sentido al despedirse. “Sí, claro”, le contesté pensando en que sí lo haría lo mejor que pudiera, ¡mi ansiedad me pedía calmarme en los brazos de mi otro amor!
En cuanto cerré la puerta de acceso, Eduardo hizo lo mismo que había hecho Saúl: me magreó las tetas mientras me besaba con pasión y yo le empecé a desabotonar la camisa. De pie, a mitad de la sala, las manos de Eduardo me acariciaban completamente y yo seguía con la tarea de encuerarlo, desde la gorra hasta los zapatos, hice mi tarea velozmente, estaba sumamente ansiosa de mamarle la verga. Al tenerlo desnudo con el palo inhiesto, me agaché a consumar mi deseo, en el viaje, mi negligé fue subiendo pues mi macho lo había tomado desde abajo y me lo sacó completamente. Mi boca creció para alojar hasta la garganta esa belleza que me ha cautivado cuarenta años y que he ordeñado de múltiples maneras, principalmente con la vagina y la boca. ¡Cuántos litros me he servido de esa fuente…!
El presemen que escurría estaba delicioso, metí en la boca, una por una, las hermosas bolas que le cuelgan, mordí el escroto y temblaba de amor, pero antes de que pudiera extraer la miel, Eduardo me hizo erguirme, me tomó ...