1. ¡Fin del confinamiento!


    Fecha: 06/09/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos

    ... mujer está que se cae de buena! ¡Es toda una golfa! –dijo al estar soltando un chorro tras otro de semen en mi vagina. Esa expresión es para mí la muestra de felicidad que le estoy dando a Eduardo.
    
    Pero también recordé cómo hacía feliz a Roberto, el primer cuerno que le puse a Saúl y comencé a llorar por saber que ya no lo volveré a tener entre mis piernas diciéndome “te amo, Tita, mi putita…” al terminar de eyacular en mí.
    
    –¿Qué tienes, no te gusta? ¿Te molestó que te llamara golfa? –preguntó preocupado de haberme lastimado.
    
    –¡Me fascina, mi amor! –le contesté abrazándolo más fuerte y callé la razón de mis lágrimas– No me molesta que me digan puta cuando me hacen el amor y están felices, o de coger, como dice Saúl. ¡Los amo y me hace feliz que me amen y sean felices al estar conmigo! –concluí y me puse a besarle la cara y luego me fui a limpiarle el pene para saborear lo que aún quedara de semen.
    
    Cuando terminé de saborear el amor, sonó el teléfono fijo. Pensé “¿Dónde habré dejado el celular?”. Contesté y era Saúl quien me decía que llegaba en menos de una hora.
    
    –Era Saúl, que ya viene para acá –explique.
    
    –Que cortés es en avisar… ¿Él sabía que nos veríamos? –preguntó Eduardo intrigado.
    
    –Ahora que lo dices, tal vez sospechó algo y supongo que por eso habló, para no llegar de improviso.
    
    –Bueno, fue hermoso volver a estar contigo. Me voy feliz y vacío de amor, ¡te lo dejé todo! –me dijo sacudiendo sus huevos en la mano y les di un beso.
    
    Después ...
    ... que Eduardo se fue, me volví a poner el negligé. Busqué el móvil y vi que no tenía llamadas perdidas, y entendí que Saúl habló directamente al teléfono de la casa como primera opción para avisarme que ya venía. “Seguramente quería saber si me encontraba en casa”, pensé y se lo dije cuando llegó.
    
    –¿Creíste que andaba en algún otro lado y por eso llamaste a casa en lugar de hablarme al móvil? –pregunté suspicazmente para hacerle ver que me sentía vigilada.
    
    –No, Nena, era el teléfono que te quedaba más cerca de la cama –contestó dejándome perpleja.
    
    –¿Cómo sabías que me encontraba en la cama? –pregunté sospechando algo.
    
    –Porque lo estaba viendo. Además, ya habían terminado dos veces –precisó y supe que ahora, no sólo era en casa donde podía ver las cámaras, también lo podía hacer vía remota.
    
    Dicho esto, me quitó el negligé y se fue sobre una de mis tetas la cual aprisionó con su boca y, sin soltarla, se comenzó a desvestir. ¡Supe que estaba calentísimo y yo terminé desvistiéndolo! Me cargó y me llevó a la cama donde me lanzó y se fue de boca en mi pepa. “¡Eres una puta, Nena! ¡Sabes a puta muy cogida, riquísimo!” dijo después de chuparme y se puso a cogerme enfebrecidamente. “¡Dime qué te gustó más de la cogida con Eduardo, puta!”, gritaba, entre otras cosas y yo se las respondía también a gritos, contagiada de su fiebre, hasta que nos vinimos. Entonces lo solté del abrazo que le daba con las cuatro extremidades y descansamos yertos, con la cara hacia arriba y los ...
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