1. Mi vecina quiere ser mi esclava


    Fecha: 06/09/2023, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Giani7, Fuente: CuentoRelatos

    ... estás?
    
    - Alguna que otra vez siempre que se dejan.
    
    Entonces, ya me preparaba para irme cuando me pide que espere. No esperaba su reacción, pero algo despertó en ella que creía que no podía dejar pasar:
    
    - Mira Giani, yo llevaba mucho tiempo buscando algo así. Quiero ser sumisa, que me traten como una perra, que me follen de todas las maneras, que me torturen sexual y físicamente. Tengo una vida que no puedo romper pero si estás dispuesto podemos vernos de vez en cuando. Buscar un sitio discreto, un hotel o algún sitio. Yo buscaré una excusa para escaparme unos días de aquí. Que te parece?
    
    Ese fue el comienzo. Un nuevo mundo de abrió ante mí. Una auténtica sumisa, una mujer dispuesta a ser dominada por mi, durante un periodo largo. No una sesión, no un polvo duro, una sumisa. Sin ataduras, sin celos, sin relación, vernos 3 días y dedicarlos al bdsm.
    
    El sueño se hacía real, tenía tanto mi casa en Londres, donde estaba currando más en invierno, como la de Mallorca. Así que le propuse vernos de vez en cuando. Yo montaría algo en un cuarto vacío en el piso de Londres, y ella buscaba una excusa para escaparse unos días. Nos intercambiamos el teléfono y me ...
    ... fui.
    
    Al día siguiente recibí un mensaje:
    
    -Estoy deseando comenzar.
    
    Pasó esa semana y me marché. Llevaba unos días trabajando. Había pensado en ella varias veces, aunque estaba ya con nuevos objetivos cuando recibí un nuevo mensaje:
    
    - Ya tengo excusa.
    
    Decidí esa misma tarde ir a un sex shop y comprar algunas cosillas. Llegue a casa y prepare el cuarto para que se volviese lo más cálido posible en cuanto a temática bdsm:
    
    - Ya tengo espacio. Ven cuando quieras
    
    No pasaron ni 10 min cuando me contesto:
    
    -El próximo martes llegó, a las 11:00. Tu sumisa necesitará que la recojan.
    
    Llegó el día y la fui a recoger. Le di un beso en la mejilla y fuimos en metro a mi casa. No nos habíamos dirigido la palabra, hasta que en el metro le di una mochila. La abrió y miro lo que había. Sin decir nada, saco las muñequeras y el collar y se los puso. Seguimos sin hablar nada hasta llegar al portal. Nos montamos en el ascensor, y ella enganchó una cadena que había en la mochila al collar, y me la ofreció. Tras cogerla, se puso de rodillas. Así salió del ascensor y así entró en el piso.
    
    Ese día comenzaron nuestros encuentros, los que contaré en otro relato. 
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