1. Costa oeste, de Los Angeles a Las Vegas


    Fecha: 07/09/2023, Categorías: Bisexuales Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... le tapaba justo los pezones. Una mini falda negra y unos zapatos de tacon negros también. Se recogió el pelo, y se maquilló ligermante. Estaba impresionante.
    
    Yo hice un esfuerzo y me arreglé también.
    
    Bajámos al casino, eran las doce de la noche. Cenamos algo en un japonés en el mismo casino, y después de caer la primera botella de vino californiano, nos dirigimos a las mesas de poker.
    
    Nunca os he hablado de esto, el poker. Si no hubiese sido broker, creo que seria jugador profesional de poker. Se me da increiblemente bien. Os prometo que no exajero.
    
    Nos sentamos en una mesa que estaba vacía. Cambié mil dolares, y empezé a jugar. Anna se sentó a mi lado, pero no jugaba. A los pocos minutos se sentaron dos hombres más, atraidos por el cuerpazo de mi mujer y por el olor a dinero a partes iguales.
    
    Durante el juego, noté unos pechos rozar mi hombro (tengo un sentido muy fino para esto). Una de las camareras, me rozaba con ellos, al tiempo que le ponia una copa al hombre que tenia a mi lado.
    
    Le pedí una copa doble, y le dejé una moneda de diez dólares de propina. Cuando me trajo la copa, el roze fue más largo y sostenido, y acompañado de un inquietante "grácias". Anna se partia de risa.
    
    Las camareras de los casinos saben bien, muy bien como ganarse sus propinas. Era una chica morena, alta, de profundos ojos azules, y con unos pechos exageradamente operados.
    
    Cuando pedí la segunda copa Anna le susurró algo al oido, y la chica se sonrojó.
    
    Me trajo la ...
    ... segunda copa, y me obsequió con más roce, y esta vez, el grácias fue en el oído.
    
    No pude evitar empalmarme.
    
    Me sentí utilizado cuando Anna le dió otra moneda de diez dólares, pues vi que estaba todo amañado.
    
    Nos cambiamos de mesa un par de veces, tres o cuatro copas. Balance, +756dolares. No estaba mal, nada mal. A Anna también se le daba bastante bien. Era divertido ver lo despistados que estaban los otros jugadores en cada una de las mesas.
    
    Pasamos a la ruleta. La camarera venía a buscar su propina cada vez que Anna o yo nos terminábamos una copa. Y nos dedicaba un pequeño roze con sus enormes pechos, a los dos.
    
    Debían ser las dos o las tres de la madrugada. Nos acercamos al mostrador de recepción a pedir una limusina. Era hora de abandonar el hotel, en busca de diversión.
    
    Le pedimos al chófer que nos llevara a un club de Striptease.
    
    En el coche, donde cabían siete u ocho personas, me arrodillé en el suelo, estaba hambriento. Anna abrio sus piernas, subiendo una de ellas al asiento. Su falda, por lo corta que era, se subió sola. Se apartó un pelín el tanga, y con dos de sus dedos abrió sus labios, para que le lamiera el clitoris.
    
    Le comí el coño durante un buen rato, tuvo al menos dos orgasmos. Sin privarse de gemir todo lo que le apetecía a pesar de que el chófer seguramente nos escuchaba.
    
    Supongo que en esta ciudad los conductores de taxis y limusinas estan curados de espantos.
    
    Cuando acabámos, bajé la ventanilla divisoria del coche, y le pregunté ...
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