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Enfermera pe´culiar. Sexo con la enfermera, ¡Qué polvazo!
Fecha: 09/07/2018, Categorías: Grandes Relatos, Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos
Hace unos años, tal vez como regalo de haber llegado a los sesenta, mi amigo y médico de la familia me realizó los controles anuales y encontró que estaría bueno que asistiera al sanatorio al cual estamos asociados para realizarme una rutina de análisis y controles que me harían y tan solo requerían una internación de dos días por la comodidad para realizarlos. Por razones de disfrute y comodidad he delegado buena parte de las tareas del negocio familiar a mis hijos, para poder gozar de la vida, esa fue la motivación pregonada. Por eso mismo podía darme el lujo de estarme dos días para dejarlos que me confirmen el apto para todo servicio. En el sanatorio me instalaron en el piso vip, por el abono mensual y por no necesitar ningún cuidado intensivo. Solo pasaría ese fin de semana y posiblemente el lunes o a más tardar el martes estaría de alta. Cualquiera que estuvo internado sabe del aburrimiento que son los finde, sobre todo que había decidido no informar a mis allegados, de tal modo que me hice amigo de Ana, la enfermera de piso, pues demostró buenas aptitudes profesionales y… anatómicas. Le hice traer bombones, de los más caros. Al día siguiente vino solícita para agradecerme la deferencia y atención. —Don Luis, usted es un caballero, agradezco, mucho, mucho, el dulce obsequio. Después de retirarse un par de amigos que me visitaron, volvió Ana trayendo la colación de la tarde, con un guiño de complicidad, pedí orinar, acercó el “papagayo”, y se encontró con ...
... que estaba desnudo, levantó la sábana, y se encontró cara a cara con el miembro de don Luis, duro y parado. —Bueno en esta condición va a resultarle difícil orinar… ¿Qué pasó? - Mira absorta. —Y... – Señalo, de soslayo, la revista Play Boy, sobre la cama. —¡Ajá! ¿Eso fue? —Y... sí, me la dejaron mis amigos, estuve leyendo y... —La conozco. – Leyó la página abierta. – Aha, con razón...,Humm... esta muchacha bien desnudita, hmmmm —Bueno, vos también tenés lo tuyo y muy bien puesto, se te ve bien buena… El tema abonó el terreno para confesarle que llevaba varias semanas de abstinencia de carne y las fotos de la revista me habían dejado e en estas condiciones de erección, ahora veré cómo hacer para volver a la normalidad. —Tendrás alguna receta para bajar esto… ¿Qué hacemos? No se me baja… —Si te la seguís tocando, menos aún. ¿Te molesta así? —Mucho... ¿Vos... digo vos… no... podrías, digamos… hacer algo para calmarme? —¿Así? - Puso “manos a la obra”. Comenzó a sacudir, despacio. Untó sus manos con una especie de aceite, y volvió a frotarme la verga. El aceite me hacía sentir un calorcito, muy agradable, y un aroma tan particular, siguió moviendo la mano, arriba y abajo, corriendo la piel hasta descubrir el glande por completo, no se perdía ni uno de mis gestos. – ¿Voy bien? —Sííí... – Me cambió el ánimo. —Ja! Lo que le cambió fue el calentón que tenía y “ahora estás en mis manos” –pronunció esta última frase con un tono como de película de ...