La putita del prefecto - Relatos Eróticos

La putita del prefecto

Hola mi nombre es Rubén, esta anécdota que les voy a contar es algo que sucedió hace algún tiempo (cuando tenía exactamente 16 años e iba en la preparatoria), soy un chico normal con unas nalgas algo grandes, de echo siempre era objeto de burlas por parte de mis compañeros debido al tamaño de estas, siempre he sido gay, aunque muy pocos amigos lo saben pues me gusta ser reservado con estos temas.
Todo comenzó cuando entre a la preparatoria, en ese entonces tenía 16, años, y estaba algo contento por estar en la preparatoria, pero no del todo, había quedado en el turno de la tarde y todos mis amigos quedaron en el de la mañana, por lo que técnicamente no conocía a nadie y pues honestamente me cuesta trabajo hacer amigos, el día transcurrió normal hasta antes del receso, estaba en clases de química cuando golpearon la puerta, un compañero abrió y entonces entro un hombre con una lista, a lo que la profesora nos lo presentó.
- Chicos, el es nuestro nuevo prefecto, se llama Roberto, el es quién se encarga de los adelantos de hora y otras tareas.

En un principio no había podido verlo bien, porque entró algo rápido, pero cuando estuvo de pie frente al grupo, pude verlo mejor y debo decir ¡Vaya! Que guapo era, era un hombre madurito como de unos 35 años, no tenía un cuerpo muy trabajado, pero se veía que hacía ejercicio, usaba una camisa blanca con algunos botones abiertos que le dejaban entrever su vello en el pecho, también, usaba un pantalón negro algo ajustado y que ...

... marcaba su paquete, y tenía una barba de candado que le daba un aspecto muy varonil, el se presentó, dijo su nombre con una voz tan varonil, que se escuchaba verdaderamente sexy, debo confesar que casi de inmediato me enamoré de ese hombre, su presencia me hizo babear jaja, me gustó mucho la forma en la que estaba vestido, todo era perfecto en él. Después de esa breve presentación el se retiró.
La tarde transcurrió normal, yo debía salir a las 8 de la noche  y me preocupaba eso, ya que mi casa, me quedaba demasiado lejos, y mi barrio es algo peligroso por las noches, no conocía a nadie que me diera un aventón, mis padres no estaban en la ciudad, pues habían viajado por trabajo, así que no había nadie que fuera por mí a la escuela, mi única opción, era tomar un  taxi. La hora de salida pronto llegó y salí a esperar un taxi en la entrada, estuve esperando casi hora y media y no pasaba ningun taxi, ya todos en la escuela se habían retirado y solo estaba el prefecto, que en el momento estaba poniendo el candado al portón de la escuela, el me dió las buenas noches y se retiró. Pasaron como treinta minutos y vi que un coche estacionó en la puerta, era Roberto, bajó de su auto y se sorprendió al verme ahí a lo que me dijo:
- ¿No han pasado por ti?, Ya es algo tarde para que estés aquí.
- Pues sigo esperando un taxi - contesté -
A lo que el preguntó:
- ¿Quieres que te de un aventón? 
Me sentía nervioso, el hombre que me encantaba y me traía loco, (aunque apenas lo haya conocido), ...