1. La amiguita de mi hijo es una loba feroz


    Fecha: 12/07/2018, Categorías: Gays Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... para no mancharme el pantalón, había puesto un pañuelo a modo de babero. Sin dudad era experta consumada, amerita un diez en “oral-idad”.
    
    —¡Tócame acá!
    
    Llevó mi mano a su entrepierna, con un par de dedos en ella comprobé lo mojadita que la tenía. Se abrazó a mí, apretó mi mano contra su fuego interior, gemía, estaba acabando con mi mano en su chocha. Al serenarse, corrió la bombachita, limpió y recogió todo el flujo en el pañuelo, me lo dejó de regaló, como trofeo.
    
    —Por ahora me basta, pero quedamos con ganas de más ¿no? Asentí. Acordamos que el viernes nos “diéramos con todo”.
    
    No podía conciliar el sueño, anduve un par de días “al palo”, quería sacarla de mi mente, otra vez el conflicto de pasión y obligación moral: pudo la pasión·.
    
    Llegó el momento, la llevé al hotel. La desnudé casi a mordiscos, le dejé la piel toda besuqueada, y lamida. Los pechos firmes, cúpulas de azúcar coronadas de frutilla, goloso quise comerlas pero solo llegué a dejarle rastros de las casi mordidas. Recorrí la planicie del vientre dejando mi saliva en el hoyo del ombligo, rodé por el matorral de pendejos hasta saciar la sed en el oasis de su sexo. A esta altura ya nos habíamos colocado en la clásica postura del sesenta y nueve.
    
    No perdió el tiempo, trabajaba a destajo con el miembro, poniéndolo en condiciones de dar guerra. La lamida de los labios vaginales, terminaron por ponerla en condiciones de pedirme que la carme masculina fuera a calmar su hambre de fémina. La calentura ...
    ... aceleró los tiempos, pidió urgente tenerme en ella. Abrí de piernas y le apoyé la verga en la entrada, empujé, se resistió retrocediendo un poco diciendo que sentía dolor. No entraba fácil. Repetía, que a pesar de las ganas le costaba, por no tener mucha experiencia o por tan gorda, era visto que toda su experiencia había no había pasado demasiado de la exposición oral, ahora estaba rindiendo sexo tradicional en examen práctico...
    
    —Ten paciencia, muero de ganas, andá despacio.
    
    Colaboró con voluntad y dedicado esmero en la cogida, hasta que fue entrando, resbalando por el estrecho pasadizo. Se sentía estrecho, disfrutaba en él, por momentos apuraba la penetración, urgente, ir y venir de la pija en su conchita. No paró de gemir y respirar con dificultad, entrecortado en toda la extensión del polvo.
    
    La fui trabajando ahora ponía en práctica toda la experiencia, era el momento de lucir las medallas ganadas en buena ley, la estaba haciendo caminar por las nubes, el estado de excitación hacía estragos en ella, balbucea algo inteligible, sonidos sin sentido, hasta que pude interpretar que pretendía avisar que estaba cercana al momento de gloria. El pene respondió al pedido, noté que se hinchaba más todavía, se movía más a prisa dentro de la cueva.
    
    El final estaba cada vez más cercano, trataba de mantener la concentración para no terminarle dentro, la premura del calentón no dejó tiempo de comprar preservativos y ni siquiera sabía si se cuidaba. Dentro de la notable y ...