1. Disciplinando a mi hijastra


    Fecha: 11/03/2022, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: Eros, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... mejores años de mi vida. Y si para ello tengo que ponerme serio, así lo haré.
    
    -Muy bien-respondo acariciando su mejilla, que está ligeramente enrojecida tras el impacto- a partir de ahora, cada vez que te dirijas a mí lo harás llamándome señor y harás todo lo que te ordene sin rechistar. Si te portas bien, yo también me portaré bien contigo, pero si no haces lo que te digo, lo pagarás caro. ¿Entendido?
    
    -Si… señor- se apresuró a añadir al ver cómo mi mano volvía a alzarse para propinarle otro bofetón.
    
    -Muy bien pequeña, no quiero tener que enfadarme contigo, pero necesito que aprendas a obedecer – le explico mientras acaricio su carita asustada – ahora ponte sobre mis rodillas para que podamos empezar con el castigo.
    
    Dejo que dude antes de ponerse en la posición indicada y por ser la primera vez, procedo a terminar de acomodarla para que su culo quede ligeramente elevado. Puedo notar lo tensa que está, por lo que mientras acaricio sus torneadas nalgas, le susurro dulcemente – Cuanto más relajada estés, menos te dolerá - y sin más avisos le asesto el primer azote con todas mis fuerzas.
    
    - ¡Aaahh!- grita, mezcla de dolor y sorpresa. 
    
    -¿Es eso lo que te acabo de decir que hagas?- pregunto mientras alargo la mano para alcanzar un par de pinzas de la ropa, sin que me vea.
    
    -Es que me has pegado muy fuerte… - la conozco lo suficiente como para saber que la rabia que siente ahora mismo la tiene al borde de las lágrimas, pero en lugar de mostrar piedad, le tapo la ...
    ... boca bruscamente con mi mano izquierda para evitar que continúe hablando.
    
    -Te he advertido que si no obedeces lo vas a pagar caro, por el momento no sólo no te has dirigido a mí como debes, sino que también has incumplido un castigo para lloriquear. Por lo que ahora, deberás soportar el castigo con una pinza oprimiendo tu pezón – paso mi mano derecha alrededor de su cintura y de un tirón la hago girar para ponerse mirando al techo, en una posición realmente incómoda para ella, suelto los botones de la camisa de su uniforme escolar y puedo ver el miedo en sus ojos cuando deslizo mis manos por detrás de su espalda para desabrochar su sujetador – Lo estoy haciendo por tu bien – digo mientras retiro su sujetador sin dudar y mientras jugueteo con la pinza entre mis dedos, la voy acercando lentamente a sus rosados pezones – Para que veas que mi objetivo no es hacerte sufrir sin motivo, te lo voy a advertir una única vez, por cada grito que des, cada azote que no cuentes o frase que no pronuncies correctamente, iré sumando una pinza a estos jóvenes pezoncitos. ¿Lo has entendido? - pregunto mientras pongo la pinza en su pezón.
    
    -Sí, señor-contesta mientras su cara evidencia el dolor que le provoca la pinza, pero sin atreverse a emitir el más mínimo quejido.
    
    -Muy bien – la consuelo mientras limpio con mi mano la lágrima que se le escapa -pues ponte en posición y volvemos a intentarlo.
    
    Cómo no llega bien al suelo, le permito deslizarse dejándose caer sobre sus rodillas antes ...
«1234...»