1. Aquella Extraña Mujer.


    Fecha: 14/07/2018, Categorías: Sexo en Grupo Hardcore, Gays Autor: bi_gym_40, Fuente: xHamster

    Debido a una lesión muscular a consecuencia de un choque, mi médico me recomendó comenzar una rutina de entrenamiento con la finalidad de darle firmeza a los músculos de mi pierna derecha, y ayudar en la recuperación de la fractura que tuve.Ya habían transcurrido más de 8 años desde aquel día, y lo que empezó siendo un tratamiento recomendado por un médico, a la larga se convirtió en una parte fundamental de mi rutina diaria, y ahora, era un hombre con un físico más que respetable. Mido 1,90, peso 98 kilos, y tengo un 5% de grasa corporal. Hago una dieta saludable todos los días y nunca he faltado a un entrenamiento.Aquella tarde había terminado de entrenar piernas y glúteos, cuando la vi a ella por primera vez. Yo estaba haciendo los estiramientos post ejercicio, cuando pasó a mi lado completamente en silencio. Iba vestida de pies a cabeza y se había colocado el gorro del chándal que llevaba. La ropa le quedaba holgada para ser sincero. Ella se paró delante de mí, y me preguntó si había terminado con la prensa de piernas. Yo le dije que sí, pero que todavía me faltaba colocar los discos en su sitio. Ella levantó su cara y me miró a los ojos fijamente. Tenía ojos color esmeralda. Su piel era blanca como la nieve. Y su cabello, negro y lacio. Unas cejas pobladas y una nariz perfilada daban más brillo al verde de sus ojos. Sus labios, rojos y carnosos, invitaban a deleitarse en ellos durante toda la eternidad. Ver su cara, y más que eso, la profundidad de su mirada, me ...
    ... sonrojó. Ella, al ver mi reacción, sonrió. Sus dientes eran un collar de perlas blancas perfectamente alineadas. Yo también sonreí, para disimular lo perturbador de su belleza. Ella miró los discos en la máquina y me dijo:- No los toques. Déjalos. Me viene bien que ya estén puestos.- Como quieras, le dije.Me puse a un lado de la máquina, pensando en cómo ella podría mover los mismos kilos que yo. A final de cuentas, ella mujer, yo hombre, ella uno ochenta, yo uno noventa, yo usaba ropa XXL, y ella con ropa holgada.“No tiene ni idea de lo que le puede pasar”, pensé yo. De cualquier manera, me quedé para ver qué iba a hacer ella.No tardé en conocer la respuesta. Se quitó la parte de arriba del chándal, los cascos del móvil, y el pantalón holgado que traía. Se quedó con una camiseta de tirantes, y un pantalón corto.No podía creer lo que estaba viendo. Medía 1,80, pero tendría un peso de 82 kilos y menos grasa corporal que yo. Todos en el gimnasio nos volteamos a verla. No usaba sostén. Sus tetas no solo eran grandes. Desafiaban la gravedad. Sus hombros eran anchos y redondeados. Sus bíceps eran torneados, con volumen y con venas que recorrían todo el largo de sus brazos. Su espalda podía soportarme a mi sin mucho esfuerzo. Su abdomen exhibía un 6 pack claramente definido. Su cintura daba paso a unas piernas grandes como troncos de un árbol. Sus nalgas eran duras como el acero. Y protuberantes como las tetas que tenía en el pecho. Sus pantorrillas sobresalían por debajo de sus rodillas. ...
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