1. En la panadería


    Fecha: 15/07/2018, Categorías: Gays Autor: sandra garcia, Fuente: CuentoRelatos

    Hola me llamo Sandra, tengo 26 años, y seis años de casada, con un hijo de 5.
    
    Ese verano decidimos con mi esposo comprarnos un departamento, pero con lo que ganaba él era imposible así que la única solución era que yo trabajara, lo que no había hecho desde que me casé, buscando encontré un trabajo en una panadería, como tenía experiencia me contrataron.
    
    Era una panadería grande y laborábamos como 15 personas, hacíamos de todo panes, pasteles, bocaditos, ese verano era terrible, menos mal que nuestro uniforme para las mujeres era un guardapolvo, blanco de algodón delgado que traslucía un poco, así que como yo soy muy anticuada lo usaba con un fustán y bien holgado, ya que si bien soy chiquita tengo bastante arriba y abajo, lo cual me daba un poco de vergüenza, pues siempre los hombre me han fastidiado por mis pechos y caderas, en el trabajo éramos mita y mita hombres y mujeres, casi todos casados, pero ni por eso ellos eran terribles y me fastidiaban , como, que rico cuerpito Sandrita, como gozara tu esposo, que caderitas, yo soy muy seria así que le ponía una coraza y si insistían los mandaba al diablo amenazándolos con contarle a sus esposas, así que ya no se atrevían a molestarme, mis compañeras me decían que era una anticuada que no tenía que molestarme tanto, y se reían de mi diciéndome, si tuviéramos ese cuerpo que diabluras haríamos, no les hacía caso, mi pelo lacio negro, tenía que amarrármelo en un moño y con gorro.
    
    La verdad es que siempre he sido fiel a ...
    ... mi esposo, él fue mi primer y único hombre, y siempre me había dejado satisfecha, si bien en los últimos dos años en parte por mi hijo y en parte porque él trabajaba a veces en dos turnos para conseguir más dinero, él estaba conmigo a lo más una vez cada dos semanas, la verdad para mí no era mucho problema.
    
    Ya habían pasado dos meses en el trabajo ,cuando llego un nuevo trabajador, él era maduro como de 45 años, era moreno, no era gordo pero si fornido, era bien alto y yo con la justa debía llegarle al hombro, se llamaba pedro, era muy experto en su trabajo de pastelero, era muy alegre y gracioso, mis amigas se morían por él, él conversaba con todas, pero me di cuenta que cuando me veía, no solo me saludaba como a las otras, sino que se acercaba a conversar, con una sonrisa que parecía un gato, hola Sandrita que linda has venido, estas como para comerte, eso me lo decía bajito acercándose al oído, como para que otros no escucharan, lo sorprendente es que si eso me lo hubiera dicho cualquier otro, ya lo hubiera mandado al diablo, pero no podía entender como me sentía como una idiota pues cuando él hacía eso me temblaba todo el cuerpo , y con la justas con voz temblorosa le podía decir ay señor pedro como me dice eso, Ud. es tremendo, y él acercándose me dijo Sandrita, tremendo tengo otra cosa para ti, él se reía y yo solo me ponía roja y miraba al suelo, y no podía evitar sonreír como una tarada.
    
    Con el paso de los días nos hicimos amigos y conversábamos de todo, pero él ...
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