Sumisa en la calle: Posesión
Fecha: 24/07/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: CalmaSola, Fuente: CuentoRelatos
Los Primeros días, se sentía incomoda, observada y a veces ridícula. La sensación de ir llena y pinzada por la calle no le resultaba agradable, al menos mentalmente. Físicamente, después de un tiempo tuvo que reconocer que si le gustaba sentir esos objetos.
La presión en los pezones, aunque ligeramente dolorosa y la sensación de estar constantemente abierta, la mantenían excitada todo el día.
Cuando llegaba a casa y se quitaba todo, sentía alivio, pero la excitación seguía. No podía masturbarse, lo sabía y estaba dispuesta a obedecer, pero eso hacía que se estuviese obsesionando con el tema. Lo necesitaba como pocas veces había necesitado algo y aunque había estado tentada a desobedecer, la imagen del Amo en su cabeza hacía que rápidamente se olvidase de la idea.
Deseaba que el Amo la llamase y decidiese terminar por fin con aquella tortura. Pero él parecía hacerse desear.
Pasaron diez días antes de que la llamada llegara. Y en ese tiempo, mil veces creyó ella que todo se lo había imaginado, que había sido un sueño y que nunca vería a aquel hombre que ella misma debía haber inventado.
Pero cuando por fin el teléfono sonó, no pensó en todas aquellas dudas. Su corazón volvió a latir desaforadamente y su voz tembló al responder con el consabido " ¿Si, mi Amo?".
El no dijo mucho, sólo una dirección a las afueras de la ciudad y una hora. Debía ir al sábado siguiente. Tras eso colgó.
Los días que transcurrieron hasta la cita fueron un calvario para ella. ...
... Deseos, dudas, anhelos, alegría, vergüenza y lo peor las palpitaciones de su entrepierna que crecían cada vez que pensaba que se iban a ver de nuevo.
Ella tenía miedo de que él no quisiera poseerla, que se tratara sólo de otra prueba más. Le deseaba, no soportaría seguir sin ser completamente de él. Cada noche soñaba con que la piel del amo rozaba la suya y que su carne llenaba la suya por todos los agujeros de su cuerpo.
Días que parecieron eternos, pero al final todo llega...
Esa noche apenas durmió. Se preocupó más bien en que cada detalle de su cuerpo estuviese hermoso y sugerente. A hora muy temprana empezó a maquillarse, peinarse y repasar su depilado con unas pinzas. No sabía cómo vestirse, él no le había dado indicación al respecto. Al final se decidió por una falda a media pantorrilla de color negro y una camisa del mismo tono dejando los dos primeros botones abiertos.
No se puso tanga ni sujetador y por supuesto se colocó las pinzas y el plug.
Puesto que iba a las afueras, decidió llevar el coche. Además, el tener que concentrarse en conducir le ayudaría a evitar pensar en otras cosas.
Llegó a la dirección indicada unos cinco minutos antes. Decidió no adelantarse y esperar un par de minutos antes de ir hacia el portón.
En esta ocasión se trataba de un chalet, parecía grande y con un buen terreno, pero un alto muro de piedra lo rodeaba de forma que solo alcanzaba a ver la mitad del segundo piso y el tejado.
Por fin se dirigió hacia la puerta y llamó ...