1. Hermanita inocente


    Fecha: 24/07/2017, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... precioso. Le toqué la barriga, los brazos, las partes menos
    
    erógenas. Luego pasé a las tetas. Eran realmente grandes para una niña de su
    
    edad, y para una mujer cualquiera incluso. Las sobé haciendo hincapié en sus
    
    perfectos pezones, ni muy grandes ni chiquitos, pero con pinta de estar
    
    deliciosos. Le dije que disfrutara, que le iba a gustar, y que si todo iba bien,
    
    y me dijo con voz queda que sí. Pasé a mamarle las tetas como un loco, y oía sus
    
    suspiros que indicaban que todo iba bien.
    
    Luego bajé mi mano hasta su chocho, ya mojado. Y tras meterle
    
    un dedo en la vagina, pasé a atacar su clítoris. Lo rocé arriba y abajo,
    
    mientras mi palma rozaba su vello púbico bien recortado aunque no afeitado; su
    
    coño estaba impregnado de flujos, ella suspiraba cada vez más alto, gozaba como
    
    loca bajo mi mano. Yo mientras iba teniendo una nueva erección. No tardó en
    
    correrse, se sacudió arqueando la espalda y cerrando los ojos, la cara hacia
    
    arriba.
    
    Mi polla quería más acción y le dije que me la chupase un
    
    poquito. Ella dijo que había oído hablar de lo de chuparla pero que no sabía.
    
    Mis indicaciones fueron cortas y breves: "métetela en la boca y cógela, y ve
    
    chupando la punta". Ella se arrodilló ante mi verga crecida y se la colocó entre
    
    los labios. La tía, ante mi sorpresa, lo hacía con mucha suavidad y tacto. Tras
    
    mis indicaciones lo hacía ya de tal manera que me estaba poniendo a tope. Se
    
    concentraba mucho en lo que hacía, y hacía correr mi glande entre sus labios de
    
    forma rítmica y firme, y yo notaba su boca caliente en mi polla más caliente
    
    aún.
    
    Expulsé semen tras decirle que se colocara el pene en sus
    
    tetas, e inundándole sus peras con mi leche. Tenía madera de zorra, sí, y yo era
    
    feliz. Ahora tenía clara una cosa: quería follármela, quería hacerle de todo a
    
    esa putita.
«123»