1. Cuando un hijo comienza a ver con otros ojos a su madre


    Fecha: 24/07/2018, Categorías: Gays Autor: afuentes, Fuente: CuentoRelatos

    ... sin titubear -No... ¿y tú?
    
    - Yo tampoco.
    
    Al escuchar esas palabras y casi por derecho propio de ser el guardián de Susana. Alfredo apartó el cabello de su madre y beso su oreja al tiempo de que sus manos acariciaban el vientre de su madre por sobre su ropa de dormir. Susana se apartó un poco. Alfredo pensó que su madre se había incomodado con la muestra de afecto, pero para su sorpresa Susana se alejó para sacarse el camisón de dormir y regresando a la posición que ya les era familiar Alfredo retomó los besos en la oreja, y las caricias en el vientre, sus manos empezaron a subir para darse cuenta que los generosos pechos de Susana estaban libres y al bajarlas pudo notar que solo traía una pequeña y suave pantaletita.
    
    Las caricias se convirtieron en frotamiento y de frotamiento pasó a ser un manoseo. Seguían en posición de cucharita, además de por comodidad, les daba un poco de libertad el hecho de no mirarse a las caras por vergüenza ya que la luz de la calle hacía que no hubiera total penumbra.
    
    Alfredo no pudo más y se sacó el bóxer, su verga de 17 cm saltó y casi por inercia se restregaba por sobre la pantaleta de Susana, esa pequeña pantaleta era todo lo que los separaba. Alfredo, a pesar de su calentura, no abusaba de las libertades que su madre le daba, no quería ser como el patán de su padre que siempre encontraba la forma de faltarle al respeto a su madre.
    
    Los besos en el cuello, en los hombros, las caricias alternadas en los pechos y en la ...
    ... entrepierna además de un duro palo picándole las nalgas. Susana se sentía a mil, como hacía mucho no lo estaba. No era solo la calentura y el deseo, realmente había amor en ese par de cómplices.
    
    Ambos querían más, necesitaban más. Susana no pudo aguantar y de un movimiento se bajó la pantaleta casi a las rodillas, dándole permiso a Alfredo para hacer de ella su mujer. Susana advirtió la falta de habilidad de su hijo así que arqueando la espalda dejó su vagina húmeda a total disposición de Alfredo, solo bastó un empujón para que la verga de Alfredo se deslizara por esa zona húmeda y caliente y una vez que Alfredo sintió que ya no podía entrar más suspiró balbuceando... "Te amo mamá".
    
    Comenzaron los movimientos rítmicos... Los gemidos... Susana se sentía llena, satisfecha, enamorada... Alfredo sentía ser el hombre de la casa, el macho de Susana, su amante y protector. Alfredo era joven así que sus movimientos eran vigorosos, su resistencia acorde a su edad. Susana se vino tres o cuatro veces, no había culpa, no había remordimiento, eran hombre y mujer. Cuando Alfredo sintió venirse salió de Susana y sin que ella pudiera evitarlo los chorros de semen espeso y caliente comenzaron a resbalar por sus blancas y redondas nalgas.
    
    La necesidad de un abrazo hizo que por fin madre e hijo quedaran frente a frente, no hubo palabras. Comenzaron los besos en la boca, las lenguas, los mordiscos. Alfredo comenzó a acariciar las nalgas de Susana humedecidas por su semen aún tibio por instinto ...