-
Primo Bully, parte 1 (corregida)
Fecha: 21/04/2022, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Lolito41, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
Primo Bully Mi primo era el clásico abusivo que molestaba todo el tiempo, hasta el día en que me di cuenta de que yo lo podía controlar y manejar a mi antojo, aunque el camino que tomaron las cosas jamás lo hubiésemos imaginado. Parte 1 Me llamo Andrés y este relato sucedió cuando tenía 16 años. Era un muchacho “bonito”, de grandes y hermosos ojos café oscuro, casi negros, enmarcados por unas pestañas preciosas que hasta la fecha son la envidia de las mujeres, cabello quebrado y rebelde color castaño, y por estar en pleno crecimiento y gracias al deporte, también tenía un cuerpo hermoso, de piernas torneadas y nalgas paraditas y redondas, todavía muy de niño, completamente lampiñas, pero que llamaban la atención de las chicas, y también de alguno que otro chico. Incluso podía detectar de repente las miradas de adultos, de hombres y mujeres, de todas las edades, cosa que por aquellos tiempos comenzó a cobrar sentido y a tener significado para mí y que fui aprendiendo a manejar poco a poco. Mi desarrollo, aunque se estaba dando, iba un poco lento, porque a los 16 años apenas comenzaba a salirme vello en el pubis y en las axilas. De la cara ni hablar; no tenía ni asomo de barba o bigote. De hecho, mi cutis era como la nalga de un bebé. Ese año mis padres me enviaron en las vacaciones de verano a la casa de unos tíos muy queridos que vivían en una pequeña ciudad de Estados Unidos, en el estado de Kansas, en el mero centro del país. Era un lugar hermoso y tranquilo, ...
... casi rural, en donde hacía bastante calor. Ahí vivían mi tía Carmen de 44 años, mi tío Bernardo de 50, mis primas Lucy y Gloria, de 22 y 20 respectivamente, mi primo Toño de 17 y mi primo Andy, mi tocayo, de 14 años. Yo traía la hormona en su clímax, seguramente como mis primos aunque tal vez no el más pequeño. Nunca había tenido una verdadera experiencia sexual, sólo algunos besitos y torpes caricias con alguna prima o amiguita, pero nada más. Eso sí, era un experto chaquetero y me masturbaba cada vez que tenía oportunidad. Por supuesto, me encantaba la pornografía, en revistas o en películas en videocassette, cuando podía hacerme de alguna. Internet no existía, ni siquiera en nuestra imaginación. Por otro lado, tenía mi faceta, digamos locochona, la que tenía que ver con mi sexualidad, pero de manera privada; era un tanto caótica, había despertado y crecido y estaba en plena ebullición. No tenía claro el tema de mi preferencia sexual, pero probaba, aunque siempre solo, hasta ese momento. Por aquellos meses, dicha faceta afloraba y sólo había algo que quería hacer para calmar la calentura que me dominaba de repente: me gustaba mucho vestirme de mujer y maquillarme cuando me quedaba solo, aunque a veces corría grandes riesgos saliendo a la calle completamente caracterizado en la madrugada, y dando una vuelta a la manzana. Eso me encantaba, era super excitante. Esa parte travesti por supuesto tenía su componente homosexual y estaba presente, siempre, tanto, que ...