HUEVOS REVUELTOS 4 - Relatos Eróticos

HUEVOS REVUELTOS 4

... oreja. De pronto giró, me tomó la cabeza y me besó en los labios, nada de lenguas…, solo un beso de amor…, no de pasión…
-¡Mi amor! ¡Te amo tanto! ¡Tengo miedo!
-¿De qué?
-No sé, no sé qué pasa…, siento que algo está mal…
-¿Qué cosa?
-No, no, por favor, no me pidás explicaciones. No te las puedo dar ahora. ¡Ya hablaremos! ¡Te lo juro! – Me volvió a besar tan suavemente, como lo hacía yo. - Papi, ya es de día. Me tengo que ir. No te enojés por favor… ¡Le dije a Laura que sólo vendría por dos horas! ¡Hace doce que estamos juntos! ¡Casi medio día! ¡Jajaja! ¡Qué manera de serruchar! ¡Nunca me lo hubiera imaginado!
Clarita volvió a su permanente alegría. 
-Bueeeeno…, también dormimos…
-¿Qué dormimos? ¡Apenas si dormitamos! Me voy a bañar.
-¿Querés que vaya con vos?
-No. Así no terminamos nunca. ¡Jajaja!
-Está bien. Espero que vuelvas.
Cuando regresó, cubierta por el toallón, trató de ser lo más discreta posible. Clara sabía que si yo la veía desnuda demasiado tiempo no me iba poder contener…, ni ella tampoco. Se vistió, se arregló, se maquilló y me dio un besito.
-Mi amor, volveré pronto. Lo prometo. ¡Nunca…, nunca la pase tan bien!
-Espero que así sea…
	Cuando se fue, la soledad se hizo espesa. Después de noche tan maravillosa no había nada comparable. Me dormí, por suerte. Cuando desperté, serían más o menos las 10 de la mañana. Me levanté, me bañé, desayuné y salí a comprar cigarrillos. En el kiosco de Clara y Laura no estaban ellas. Solamente una chica ...

... riquísima. ¡La hija de Clara! Igualita a la mamá. Si arriba tenía las tetas de la madre, supongo que de la cintura para abajo tendría caderas, culo y piernas como Clara. 
No le hice ningún comentario a la nena. Había algo que me preocupaba. Todavía no sabía qué… Se supone que cuando una tiene una noche “activa”, la otra es la que se ocupa, mientras la socia duerme para recuperarse. Eso quiere decir que Laura también estuvo “ocupada”. La mandó a Clara para tener la noche “libre”. Me esta “trampeando”. Pero si Clara tuvo tiempo de convocar a su hija al kiosco ¡quiere decir que lo sabía!
	Al mediodía del día siguiente recibí una llamada de Clara…
-¡Te extraño tanto mi amor! – Parecía auténtica.
-¡Y yo…! ¡No tenés idea de las ganas que tengo de metértela por el culito…! - Tenía que “probarla”…
-¡Sííí! ¡Estoy loca por tenerte dentro!
-Me masturbo en todo momento pensando un tu culo…
-¡Oh no! No desperdicies lechita que la necesito como alimento espiritual y nutritivo… 
-¡El agujerito de tu culito es la entrada al paraíso! ¡Qué ganas tengo!
-¡Qué lindo! ¡Cómo me gusta que me digas cosas poéticas!
-¿Se te pasó el dolor de mandíbula?
-¡Si, estoy lo más bien! 
-¿Cuándo podés venir a mamar un poquito?
-¡Ya mismo!
-¿Y el negocio?
-No te preocupés por eso. Está solucionado. – Claro, estaba su hija.
	A los 10 minutos golpeaba mi puerta. Como lo había hecho antes, y como lo hacía con Laura, en el ínterin me había pajeado para estar bien al palo. Era ella. Cuando abrí, su primera ...