HUEVOS REVUELTOS 4
Fecha: 03/05/2022,
Categorías:
Hetero
Tus Relatos
Autor: Caramelo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... tendría algún problema en venir a coger con vos…, porque ella iba a salir con un tipo… Por eso llamé a Clarisa, mi hija…
-¿Clarisa se llama? Clara… Clarisa…
-Sííí…, parece un chiste… El padre quiso llamarla así…, para no olvidarse de mí…, eso me dijo… Bueno, el asunto es que yo vine para una buena cogida, para “hacerle un favor” a Laura…, y pasaron las dos horas… y se convirtieron en una noche…, y el placer más grande de mi vida… ¡Ahora no puedo estar sin tenerte conmigo! ¡Te dije que quería sentirte adentro! Eso es cierto, pero también quiero estar como ahora, tranquilos, conversando…, bueno…, totalmente avergonzada de haberte engañado…
-No fuiste vos quien me engañó…
-Si…, te dije que yo le había pedido… estar con vos…, pero nunca lo hubiera hecho, porque Laura no solamente es mi socia y nos refregamos de vez en cuando…, también es mi amiga. ¡Y yo no le iba a patear el nido, de ninguna manera!
-Por favor, no le digas nada de lo que me contaste. Quiero que me lo diga ella, por su cuenta. Si me conoce un poco, como dice, tiene que saber que yo no me voy a enojar si también coge con otro. Al fin de cuentas somos solos amantes…
-¿No sos celoso o no te importa?
-Los celos sólo es pretensión, exceso de autoestima… No sirve para nada. De cualquier manera si no sentís realmente que quien está haciendo el amor con vos, realmente lo siente así… ¿de qué sirven los celos? ¡Al fin de cuentas si es solo sexo no pasa nada! ¡Placer y nada más!
-¿Vos me sentís?
-Totalmente. No ...
... tenés ninguna necesidad de aclararme nada. El día que no te crea te lo diré. A Laura yo le creía. Ahora será imposible, aunque sigamos cogiendo con toda la furia.
-¿Y ahora?
-¿Ahora qué?
-¿Podemos coger un poquito?
-¡Jajaja! ¿No era que te gustaba conversar tranquilos?
-¡Sííí! ¡Pero no hay que exagerar! ¡Una buena empalada nunca está de más! Además pasa el tiempo y yo tengo que irme. No voy a clavar a Clarisa toda la tarde…
-Tus tetas se sienten tan suaves, Clarita. – Me incliné sobre ellas a lamer los globos, por abajo, donde está la transpiración que tanto me gusta. – ¿Cómo querés que te la meta?
-¡Cómo vos quieras!
-No. Elegí vos…
-¡Por todos los agujeros! – Se colocó en el borde de la cama y levantó una pierna. Los dos agujeros quedaron expuestos. – Dale, toda tuya…
Empecé por el ojete, ¡Hasta el fondo! ¡Ploff! ¡Ploff! ¡Ploff! Rebotaba contra el culo de Clara con buen sonido. Clarita tenía los ojos en blanco, con una beatífica sonrisa. Realmente parecía un angelito en el paraíso. Luego cambié a la concha. Ya era un charco. ¡Plaff! ¡Plaff! ¡Plaff! Cambia el sonido del rebote por la cantidad de líquido. Los estremecimientos de Clarita en cada orgasmo eran continuos. Se arqueaba subiendo las caderas y la pija llegaba hasta el útero. Me la apretaba, estrujaba, molía, con cada acabada. La cama era un desastre de humedad. Todo lo hacía más lujurioso. ¿Hasta dónde llegaríamos? Cuando sentí que la pija palpitaba, anunciando que el semen estaba listo, se la saque y me ...