HUEVOS REVUELTOS 4 - Relatos Eróticos

HUEVOS REVUELTOS 4

... acomodé para la mamada. 
-¡Ordeñame la pija! – Yo me había erguido, parado junto a la cama. Clarita se arrodilló como una luz, con su boca abierta y la lengua afuera. Me agarraba el choto para que no se desperdicie nada. Los chorros salían uno tras otro. Cerraba la boca y no dejaba perder ni una gota. Fue tragando pausadamente, saboreando cada brumo de esperma.
-Ahora haceme pis. ¡Lo quiero en la boca! – Me encantó que dijera “pis”, con delicadeza.
	Me la agarré para apuntar bien. ¡No quería desperdiciar nada! Cuando le llenaba la garganta, me la apretaba para detener el chorro un segundo, y seguía fluyendo. Ella me miraba y sonreía. ¡Verdaderamente le gustaba! Las últimas gotas me las limpió con la lengua. 
-¡Riquísimo papito! ¡Una exquisitez!
-Babeámelo bien hasta el fondo… - Se lo metió todo en la garganta y me lo ensalivó hasta los testículos. 
-¡Perfecto tesoro! ¡Sos genial! Ahora me toca mí. Vamos al baño, que la cama no da para más.
	En el baño utilicé la técnica que había dado buen resultado con Laura. Me senté en el cordón del pediluvio y ella quedó con la concha sobre mi cara, con un pie en cada lado de mi cuerpo, uno bajo la ducha, el otro en el piso del baño. Había prendido todas las luces. Aunque por su ubicación, la maravilla encantada quedaba un poco en sombras, había lo suficiente para ver bastante bien. Con las manos le abrí los labios externos y ella lanzó su tesoro líquido sobre mi rostro. Tenía que moverme algo para evitar desperdiciar demasiado, ...

... dado que la mujer es mucho más impredecible lanzando el orín. Durante casi dos minutos estuve gozando de los fluidos orgánicos de Clarita. Cuando terminó nos besamos intercambiando sabores. Nos bañamos, se peinó, arregló el maquillaje y fuimos a la sala de estar, donde estaba la ropa desparramada. Se vistió lo más prolijamente que pudo.
-¿Te gustaría cogerte a Clarisa? – De improviso, cuando menos lo esperaba.
-Y… si…, es muy linda. Pero lo importante es que ella quiera. No me gustaría absolutamente nada que viniera inducida por vos, como hizo Laura con vos. 
-Te juro que no será así. Yo le dije que sos mi amante, y que lo hacés muy lindo, que me gusta mucho, que sos muy dulce, que a ella le va a gustar, que va a aprender mucho, como yo aprendí con Facu… ¡Jajaja! Mentira, esto no se lo dije…, pero si le dije que no le vas hacer doler absolutamente nada. ¡Solamente será el placer!
-Te aclaro, Clarita. No soy cafishio ni gigoló. No tengo el menor interés de disfrutar de una hermosura como tu hija, solamente por que vos le dijiste. ¿Entendés? Cuando nos vemos, vos y yo… ¿qué es lo primero que sentimos?
-Deseo…
-Exactamente. Queremos estar inmediatamente ensartados, chupando, besando y acariciando… ¿no?
-Sí, claro.
-Eso. Vos y yo…, y nos complacemos que sea así. Conocí a tu hija en el kiosco…, pero en ningún momento tuve la intención de seducirla, nada más por ser tu hija… Tampoco sabía que me harías esta “oferta”, digamos… Yo estaría totalmente complacido si la oferta la ...