HUEVOS REVUELTOS 5 - Relatos Eróticos

HUEVOS REVUELTOS 5

... esas cosas que…, bueno…, le puedan molestar…
-Está bien, está bien. Si no querés decirme… no me lo digás…
-Oh… no…. no le quiero ocultar nada. No se enoje…, pero mami me dice que usted le da muchos besos…, le hace muchas caricias… ¡Y cuándo está arriba de ella siempre trata de no apretarla, para que no le pese y esté cómoda! Y… bueno…, eso…, lo que pasa…
-¿Qué pasa?
-Y… ella me dice… ¡qué se manda unas acabadas tremendas!
-¡Jajaja! Tesoro…, no me enojo. ¡Mami es indiscreta! 
-¡Jajaja! Son lindas esas cosas. 
-Hablá de lo que quieras, no hay problema. No voy a deschavarte con mami…
-¡Jajaja! ¡Ud. se dio cuenta! ¡Jajaja!
-Mañana la seguimos ¿si?
-Si claro. Esperaré ansiosa. – La nena se estaba “desnudando”.
A las 10 de la mañana siguiente estaba en el kiosco. Te aclaro que toda esta conversación con Clarisa no era todo de corrida. Muchas veces interrumpidas por otros clientes. Era una conversación con “paciencia”.
Esa mañana fue “casi” así…
-Si señor Daniel, lo que pasa…, bueno…, espero que no se enoje…
-Te dije que contigo no me enojo… 
-Con mami tampoco. Ella lo quiere mucho…
-Yo también, tesoro…
-Yo también…
-¿Cómo?
-Oh, perdón. Quiero decir que yo… también lo quiero mucho a usted…, porque usted quiere mucho a mami…
-¿Solamente por qué quiero a tu mamá?
-No… ¡Ay! ¡Me da vergüenza…!
-¿Por qué?
-Porque yo, yo, yo… quisiera… ir…, no ...

... sé cómo decir, me da vergüenza… ¡Yo quiero ir a su casa…! ¡Cómo mami…! ¡Si, ya está! ¡Ya lo dije! ¡Jajaja! ¡Qué nervios!
-Mi amor…, cuando quieras. Cuando quieras… Pero tengo una condición… Vení cuando quieras…, pero sola… No quiero que vengas con tu mamá… Quiero que vengas por vos,  por tu cuenta, por tus ganas…, y que podamos estar solos. ¿Qué te parece?
-¡Eso es lo que quiero!
-Entonces quedamos así. Cuando quieras. Nos vemos ¿no?
-¡Si! ¡Sí! En los próximos días.
-Perdoná mi insistencia. ¡Tu mamá tiene que saber que venís a casa! Que me avise ella. ¿Estamos?
-Si, si, claro, señor Dani. Le digo a mami.
	Al día siguiente Clara me habló.
-¿Qué le dijiste a Clarisa? ¡La volviste loca! ¡Quiere ir ahora mismo! – Clara estaba intrigada.
-Yo no le dije nada en especial. ¡Es ella la que repite todo lo que VOS le decís que hacemos nosotros!
-¡Y quiere hacerlo ella, ya mismo!
-¡No te hagás el chancho rengo! ¡Vos la alentaste! – Toda esta conversación era telefónica, el día siguiente al que regresaron al kiosco. – No te voy a negar que esa “visita” me gustaría…, pero que sea de la mejor manera posible, sin ansiedad, con cariño… ¡Tu hija es un encanto! ¡Se merece lo mejor!
-¡Mi amor! Sé que le darás lo mejor…, sin la menor duda.
-Bueno, que venga sola, cuando vos lo decidas… y que sea… en días “seguros”… ¿entendés?
-Sin la menor duda… Toda para vos…