1. La luna de Hokkaido


    Fecha: 29/07/2018, Categorías: Gays Autor: juanitocaminador, Fuente: SexoSinTabues

    La nieve caía suave sobre Sapporo. Eran las 10 de la noche, de una noche fría del temprano invierno de Hokkaido. En la casa de los Watanabe, una bella y amplia casa en las afueras de la ciudad, rodeada de jardines y áreas de cultivo, sólo había luz en la habitación de Minoru, esa habitación que su padre había levantado con sus propias manos y había dotado de amplios ventanales al cuidado jardín, para que su hijo pudiera mirar la belleza del parque, de la luna y las estrellas. No hacían falta más luces en la casa, Minoru vivía solo a pesar de sus escasos 21 años, su padre y su madre estaban de vacaciones en Matsushima cuando llegó el gran tsunami y los llevó con sus ancestros. No tenía hermanos, así que la gran casa familiar quedó para él solo. Seis meses después había asistido a una ceremonia en una jinjya de Sendai en recuerdo de los perecidos en el maremoto. Allí estaba, con la misma soledad y congoja dentro. Al principio una mirada discreta, mutua, luego una sonrisa y una reverencia formal, un pequeño diálogo sobre el motivo de estar ahí. Feliz coincidencia, también era de Sapporo. Regresaron juntos en el tren, conversando todo el tiempo de sus destinos y de sus soledades. A partir de entonces, los emails fueron largos y diarios, los chats, las fotos, las conversaciones telefónicas, surgieron más felices coincidencias, llegaron las confesiones y las penas compartidas, pero Minoru no daba el siguiente paso. No es que Minoru fuera inexperto, en la Universidad tenía mucho ...
    ... éxito con las chicas, su más de 1,75 de altura, su rostro con una pizca de occidental en la mirada, sus brazos y piernas fuertes, modelados por el trabajo en el campo, y su bien nutrida billetera, causaban furor entre las niñas más liberales de sus cursos y se había llevado a la cama a cuantas quiso. Pero esta vez era diferente. Al fin tomó valor y se encontraron un viernes en un tranquilo bar tradicional, las miradas ya eran diferentes, el tono de voz más intimista, pero apenas se animaron a un beso furtivo en el pequeño baño común del bar, un beso que en Minoru dejó una sensación especial, única, cálida. La situación debía precipitarse. Esa noche Minoru, como siempre corto en palabras, le escribió largo. A las 4 de la mañana oprimió el "send" y se fue a dormir temblando. A las 10 de la mañana de ese sábado llegó la respuesta en sólo 4 palabras: "yo también te amo". Esa noche se verían. Minoru pensó en la cena, liviana, un poco de sushi de delivery, un tempura de vegetales del gran invernadero, buen sake y purísima agua mineral del monte Fuji. Llegó, se besaron tiernamente, pocas palabras, de la mano fueron al pequeño comedor tradicional y cenaron sentados en el piso. Los nervios cerraban los labios, bloqueban las caricias. Como rompiendo el cristal turbio que los separaba Minoru escuchó -Vete a tu cuarto, yo me preparo y te sigo. Minoru, obediente, fue a su habitación, extendió el futón sobre el tatami, se desnudó por completo y se metió dentro. A los 10 minutos comenzó a ...
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