1. MI DULCE Y APASIONANTE ESPOSA TERESA 1


    Fecha: 30/07/2018, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... unos short pequeñitos que le hacían abultar sus carnes, mostrándola ante los vecinos varones como una mujer sugerente y deseable. Yo no había caído en cuenta de nada, y ella peor; ya que en su credulidad, ella no estaba realmente consciente de sus encantos. Sin embargo, un día me dijo: “Diego mi amor, quería contarte que el vecino de la mecánica de al lado no me quita los ojos de encima, y como él trabaja allí todo el día, me pasa saludando, y mirándome las piernas me sabe decir cosas para halagarme, ¿Por qué?”
    
    Yo recibí como un rayo esa ingenua confesión, y unos celos turbulentos se apoderaron de mí, pero me controlé. “Mi amor, lo que pasa es que tu eres una mujer muy joven y bella, y tu cuerpo es muy atractivo para cualquier hombre, tienes que acostumbrarte” le respondí. Ella sonriendo de manera deliciosa dijo: “En serio…” y se acarició levemente las curvas de sus insinuantes muslos.
    
    Al cabo de algunos días ella me sorprendió diciéndome: “Mi vida, el vecino mecánico vino a visitarme, cruzó unas palabras conmigo, y nos dejó de obsequio esta caja de frutas, se llama Fedro, que chistoso su nombre” y se sonrió dulcemente, sin ninguna preocupación.
    
    El que quedó preocupado fui yo. Definitivamente este tipo estaba interesado en mi esposa, y andaba detrás de ella, además el podía verla todo el día mientras yo trabajaba en otro lado. A partir de ese momento los celos no me dejaron, andaba de mal carácter, y de todo me enfadaba. Y ese día, cuando estaba contemplándola y ...
    ... preguntándome a solas: “¿Por qué me está pasando esto?, descubrí en un solo instante que ¡¡el motivo de todo esto estaba delante de mí!! Teresa tenía puesto un short rojo, tan diminuto que parecía una tanga. Sus caderas parecían reventar de tanta carne de mujer, y sus piernas rebosaban de forma lujuriosa. Se había puesto una blusita roja que mostraba su ombligo, haciendo que su apariencia sea sumamente incitante y deseable. ¡¡Mi mujer era un bombón delicioso, y el mecánico quería culiarla!! Esta terrible reflexión me enardeció, sentía que dentro de mí circulaba no mi sangre, sino un fuego líquido. Pero lo que más me turbó fue que; mientras sentía un celo terrible, ¡¡tuve la locura de pensar como si yo fuera el mecánico!! y lo que contemplé me dejó como un loco: Delante de mí; y vestida de esa manera, se paseaba y contoneaba la más apetitosa de todas las putas. Esa mujer que tenía por delante no era mi esposa, era una hembra rica que mostraba su cuerpo para tentar y excitar a cualquier hombre que tenga el gusto de ver semejante exhibición carnal.
    
    ¡¡La culpa no era del mecánico, sino el de ese sensual cuerpo de mujer que incitaba los sentidos!! ¡¡Tenía por esposa a una diosa del sexo, capaz de enloquecer a cualquier hombre!! Y lo peor de todo ¡¡Es que ella no lo sabía!! Y pensando estas inquietantes reflexiones, sentí una erección sumamente poderosa que me quitó la respiración. Dentro de mi cuerpo circulaban por distintas direcciones corrientes de fuego y de calor, y un terrible ...