Paraíso de Maduras Infieles
Fecha: 30/07/2018,
Categorías:
Anal
Primera Vez
Sexo con Maduras
Autor: comechocho, Fuente: xHamster
... otro día no fue a clases, para mi mejor, para no estar incómodo. Hice la clase como de costumbre, con todas mis “jamonas” alumnas, paseándose delante mío en esos ajustados trajes de baños, imaginándome teniendo sexo con todas y cada una. Toda la clase, estuve viendo a Marta, una veterana de tetas realmente enormes, que siempre fue mi segunda opción. Marta era mucho más sociable que Luisa, más conversadora y muchas veces bromeo conmigo, aunque había varias del grupo que lo hacían. La miré y la miré toda la clase y dio acuso de mis miradas, logré cohibirla. Sin embargo cuando se salieron de la piscina y caminaban a las regaderas, esperando algún momento para actuar con Marta, cuando Aida, otras de las veteranas que mas me m*****aba, también tetona y muy culona, se me acerca y me pregunta si la puedo conectar a la red wifi del recinto. Le dije bromeando que estaba prohibido dar la clave a cualquiera, y que si lo hacía, ella estaría en una gran deuda conmigo, coqueteándole. Me dijo riéndose y muy coqueta, que ningún problema, que encantada me pagaría como yo quisiera, siguiendo el juego de seducción. Mientras me pasó el teléfono y yo la conectaba, de reojo le miraba las tremendas tetas que se gastaba, no tan gigantescas como las de Marta, pero si muy grandes y al parecer fui muy poco disimulado, pero ella lo tomó muy bien y coqueteándome se acercó tanto a mis manos, que para probar, le rocé disimuladamente una teta con mis dedos en el teléfono y ella solo sonrió. Le dije que no ...
... se acercara tanto, que me ponía nervioso y ella riéndose, me dijo que yo hace rato la tenía nerviosa a ella, ya coqueteándome descaradamente. Le seguí el juego, demorándome más de la cuenta con su teléfono, también jugueteando con ella y ella cada vez mas coqueta dándose cuenta de mi interés, me rozaba una y otra vez , el brazo con su enorme teta, hasta que le dije sin mirarla , que no jugara con fuego, que se podía quemar, a lo que ella de inmediato me responde que encantada se quemaría conmigo, dándome una mirada que no dejaba nada a la imaginación. No estaba en mis planes tirarme a Aida, no era muy agraciada de rostro, bastante gorda, pero me la colocó tan fácil que era imposible desaprovechar semejante regalo. Era una sesentona rubia, tés muy blanca, de tetas enormes, bien gorda, con un buen rollo en su vientre y con un culo desmesuradamente grande, incluso algo de celulitis. Usaba un traje de baño de una pieza color negro, completamente ajustado a su cuerpo, aun mojado. La desafié a que me siguiera, entrando al cuarto de las colchonetas. Sin dudarlo, mirando que nadie se diera cuenta, me siguió y apenas cerré la puerta, la abrace por detrás y le apreté las tetas. La vieja gorda caliente echó el culo hacia atrás y comenzó a restregármelo contra la verga, comenzando a gemir de inmediato. Con una mano en una teta y la otra en el culo, la manoseaba a mi antojo por todos lados, ya imaginándome como la pondría para follármela. Su traje de baño estaba aun muy mojado, estaba frio ...