1. El gordo Lito ( Segunda parte )


    Fecha: 04/08/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... a contornear su deliciosa anatomía y solo se dejó hacer. Acariciando los suaves hombros y casi sin tocarla, el hábil cerdo deslizo a ambos lados, las tiritas que sostenían el ligero vestido de la nena que resbalo hasta el piso, quedando Esta, solo con su prendita íntima. Luego tomándola por una de sus manos después de trancar la puerta, la sentó junto a una sucia cama, para luego quitarse los anchos pantalones y quedar completamente desnudo. Luego sentándose en el viejo y sucio colchón, empezó a masajearse la verga mientras devoraba a leila con sádica mirada. Era increíble contemplar semidesnuda a la hermosa morenita, quien con coqueta sonrisa observaba el voluminoso miembro del gordo que cada vez se erguía más. Su rosado calzoncito con múltiples e inocentes dibujitos, le daban a Leila una marcada tendencia infantil, sin embargo de la cintura hacia arriba la negra era tremendamente apetecible, pues con sus ya notorios e hinchados pechos, sus anchos hombros, su abultado vientre y su agraciado rostro, destilaba voluptuosidad y lujuria por todos sus agujeros. Soltando ahora su gruesa verga, Lito se recostó un poco hacia atrás mostrando impúdicamente su durísimo miembro. Mirando salaz y provocativamente al gordo, la niña se puso de pie y se despojó de su prenda íntima, quedando completamente desnuda. No pudiendo ya contenerse más, el libidinoso gordo jaló a Leila hacia sí y luego la sentó de espaldas en su erecto miembro, que como nunca alcanzo su máximo tamaño y rigidez. Al ...
    ... sentir nuevamente la ardiente pinga entre sus partes íntimas, la nena cerrando los ojos lanzó el primer gemido de placer, Lito completamente enloquecido por encajar nuevamente su enorme ariete en tan deliciosa y provocativa vagina, tomo a Leila por sus erectos pechos acariciándolos y estrujándolos suavemente, mientras su membrudo pene rozaba vehementemente la negra vulva de la petiza. Deslizando lentamente una de sus toscas manos por el suave y exquisito vientre de la niña, el excitado cerdo llego hasta la entradita vaginal, para frotar una y otra vez el erecto clítoris de la negrita y hacerla delirar de placer. Esta, cogiendo fuertemente la hinchada verga con una de sus manos, intentaba desesperadamente metérsela por la glutinosa concha. Al comprender las vehementes y desesperadas ansias de la niña, por ser penetrada nuevamente, el alborotado obeso apresuro un poco más las cosas. Echando abundante saliva en una de sus manos lubricó su rígida y quemante tranca, también hizo lo mismo con la negra vulva, que ya de por sí, estaba completamente resbalosa y empapada por viscosos fluidos. La avezada negrita sudaba copiosamente, mientras bregaba por alojar en su rendija, la tremenda verga de Lito que estaba por reventar. Para que no estorbe su abultado vientre, el viejo se tendió de espaldas y levanto a la mulata por sus recias nalgas para acomodarla mejor. Esta, abriendo las piernas a ambos lados, cogió fuertemente la durísima vara, guiando su roja bellota hasta sus negros labios ...
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