1. El gordo Lito ( Segunda parte )


    Fecha: 04/08/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... vaginales que se abrieron complacientes para recibir una vez más a su invasor. Cuando el insano sujeto, sintió su lúbrica cabeza encajada en la quemante vulva, tomó a Leila por las anchas caderas, y aprovechando todo el peso de la niña, hundió toda la longitud de su grueso embutido en la estrecha intimidad de la negrita, quien lo recibió hasta los enormes testículos. Esta vez el grueso relleno resbaló sin dificultad dentro de la dilatada vaina. El dolor de la primera distención, había cedido su lugar a un inmenso y delirante disfrute para La infante. – ¡ aaaahhh ! – exclamo el infame cerdo, con ojos centellantes de lujuria y sus gruesos labios babeando de gusto. – Que rica concha tienes mi pequeña zorrita, como quema – balbuceo de gusto, mientras su duro miembro entraba y salía extrayendo y devolviendo el ajustado esfínter vaginal de la negra. Con los ojos cerrados y la boca entre abierta, Leila percibía placenteramente el calor del invasor en su vientre, claramente podía sentir como el inmenso miembro, se cubría y descubría cada vez que recorría su pequeño y ensanchado tracto vaginal. La dilatada concha de la negra, recibía ahora sin dificultad el grueso y macerado miembro, cuyo constante roce calmaba el intenso prurito vaginal del que era presa la arrecha petisa, quien ahora gozaba delirante cada vez que aquel asno, le enterraba el cálido y recio musculo hasta sus enormes huevos. Era increíble como la niña podía ahora soportar el duro castigo al que era sometida por el ...
    ... gordo, quien hundiendo furiosamente su tremenda tranca, en vez de arrancar gritos y sollozos de dolor, esta vez solo se escuchaban gemidos y suspiros de placer. – ¡ Empújamelo… empújamelo más! – Suplicaba Leila arrebatadamente, – ¡ métemelo todo… que rico… que rico ! murmuraba la niña y en el acto, acometida por un acceso de espontanea lujuria, dejó escapar un grito desmayado, mientras regalaba al gordo los cálidos fluidos que emanaban de su interior. Lito al borde del paroxismo, no necesitó de mayores incentivos. Teniendo a la petisa sentada de espaldas la cogía por ambas caderas y se la clavaba hasta lo más hondo con cada embestida. Pronto las profusas contracciones vaginales, fueron haciendo mella en el insertado musculo viril, el goce llegaba a su clímax. Levantando a Leila por sus fornidos glúteos, retiro un poco la longitud de su miembro salvo la roja cabeza, para luego sentarla con fuerza y enterrársela hasta la raíz. Un sórdido gruñido emitió el panzudo sujeto, mientras arrojaba un verdadero torrente de cálido esperma, en el interior de la dilatada vagina. Leila sintió los ardientes y cosquilleantes chorros disparados violentamente en su jodida matriz, recibiendo con espasmódicos sollozos y gritos ahogados de satisfacción, las grandes emisiones de semen que a regulares intervalos inundaban sus órganos vitales. Estos producían en la negra, las más deliciosas sensaciones y elevaban su placer al máximo durante las descargas. Ya completamente exprimido, el malvado obeso dejo ...
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