1. El gordo Lito ( Segunda parte )


    Fecha: 04/08/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... paciente tarea de ensanchar, dilatar, el intransitado conducto de la morenita. Esta, ya un poco más relajada, asimilaba valientemente no sin dolor, aquellos novedosos y extraños estímulos que el gordo le prodigaba. Cuando pensó que ya era el momento, El panzudo sujeto se puso de pie rápidamente, luego afirmándose detrás de la niña fue guiando su durísimo miembro hasta los pliegues del orificio anal, que lo esperaba en sugerente posición. Colocando con firmeza la roja bellota en la cavidad anal. Lito empujó resueltamente su fibroso miembro y tanto da el cántaro al agua hasta que por fin, después de arduas y perseverantes tentativas, los comprimidos músculos del recto cedieron, para permitir después de una lucha que duro unos minutos, dar paso al extraño invasor, que ayudado por el abundante y resbaloso jabón, penetro violentamente rompiendo y desgarrando, la inútil resistencia, para alojarse triunfante en el ajustado recto de la negrita. Con ahogados gritos de dolor, Leila aguantó estoicamente las furiosas embestidas del enloquecido marrano. Las hermosas y robustas nalgas de la niña, ejercían un especial atractivo sobre el lascivo regordete. Este, una vez que hubo logrado la penetración gracias a sus brutales esfuerzos, se sintió excitado en gran extremo y comenzó a joderla salvajemente sin contemplaciones, rápidamente empujaba y sacaba su poderosa arma, sin importarle el dolor que esta provocaba con la dilatación. El goce y la dicha más placentera que un hombre puede jamás ...
    ... imaginar las estaba disfrutando con una agraciada jovencita de solo nueve años. Leila se mordía los labios gimiendo rabiosamente, cada vez que el tieso dardo se enterraba por completo, ensanchando violentamente su jodido recto. Con una inmensa y sádica satisfacción, el morboso viejo sentía como su grueso embutido, entraba y salía apretadamente del enjabonado y resbaloso culo de la petisa. Por un breve momento, apiadándose un poco de su adolorida víctima, Lito extrajo su rígida verga de la sodomizada niña, observando curiosamente, como este se abría y contraía violentamente expulsando el abundante y espumoso jabón. El pendejo gordo enjabonó nuevamente su poderosa tranca, dejándola totalmente escurridiza y guiando una vez más su palpitante cabeza, la volvió a colocar ansiosamente entre los pliegues del recién profanado orificio anal, para sin contemplaciones encajársela por completo hasta sus desproporcionados testículos, sintiendo como las apretujadas contracciones de las delicadas partes íntimas de la niña, masajeaban deliciosamente su hinchada verga. Por un breve instante el libidinoso gordo, observo con gran asombro como su corpulento miembro, ensanchaba al máximo el tierno esfínter anal de la sometida mulata, borrando por completo los pliegues de su reventado trasero. La constante fricción que el estrechísimo recto ejercía sobre la punzante verga, no tardaron en hacer estragos sobre la embutida mole de carne. Como era de esperar, la naturaleza exigió su recompensa. Cogiendo ...