1. Un intruso me viola en mi propia casa


    Fecha: 06/08/2018, Categorías: Infidelidad Autor: PerlaBlackheart, Fuente: CuentoRelatos

    ... venas, con una cabeza enorme. Seguramente me iba a destrozar el culo y temí que jamás volvería a caminar tal y como me había amenazado. Él sonrió cuando se dio cuenta de lo que estaba mirando.
    
    Me acostó en el piso boca arriba, y moviéndose entre mis piernas, me las abrió evitando que las cerrara. Escupió su mano y procedió a ensalivarse la punta de su verga. Sabía lo que seguía a continuación y cerré mis ojos. Comenzó a empujar su verga contra mi ano con todas sus fuerzas, golpeándolo e intentando entrar en mí. De repente, un dolor agudo recorrió mi cuerpo al sentir como su miembro penetraba mi recto, nuevamente de forma brutal.
    
    —¡AYYY! ¡MIERDA! Me lastimaaas pendejo! Sácala, sacalaaa por favooor! —grité sofocada por el dolor. Sentía mi ano arder tal si me hubieran introducido chile. Recibí como respuesta una nueva bofetada.
    
    —Por favor, déjame ir —susurré con lágrimas en los ojos.
    
    Él no tenía intención de dejarme ir. En todo caso, mi suplica lo hizo emocionarse aún más.
    
    —Si no tratas de correr, no te lastimaré —fue su respuesta.
    
    —Todavía vas a...? —lo interrumpí cuando comenzó a quitarse primero la camisa.
    
    Él me soltó las muñecas y tomándome por mi pequeña cintura, empezó un mete y saca en mi adolorido ano.
    
    —Sí, todavía voy a follarte —terminó su frase— Pero si me obedeces, seré gentil.
    
    Sonrió y se trepó sobre mí, inmovilizándome y besándome apasionadamente. Cogida por sorpresa, comencé a luchar nuevamente, haciendo todo lo posible para alejarlo de ...
    ... mí. Pero no sirvió, era demasiado pesado.
    
    —Espera, no... —dije antes de que pudiera protestar más. El deslizó sus dedos en mi boca, obligándome a chupárselos, y luego lentamente comenzó a empujar de nuevo su longitud dentro de mi recto. Gimió ruidosamente cuando mi culo apretado y caliente le apretó la verga.
    
    Quitando sus dedos ahora limpios de mi boca, se inclinó y me besó bruscamente, moviendo una mano hacia abajo para frotar su clítoris. Gemí y envolví mis piernas alrededor de su cintura, incapaz de luchar contra él por más tiempo.
    
    Esto solo lo incitó más y le tomó todo lo que no tenía para zambullirse dentro y follarme sin sentido. Lentamente, se empujó dentro de mi hasta que me había llenado casi por completo. Gimió ruidosamente. Yo estaba tan apretada que tuvo que esperar hasta que se hubiera adaptado a mi antes de que pudiera comenzar a follarme en serio.
    
    Su boca se abrió en un gemido silencioso y yo cerré los ojos, mientras él comenzaba a sodomizarme más rápido. No había ido al sanitario antes de salir de mi trabajo, por lo que seguramente terminaría sacándome mis heces fecales con su miembro. El hijo de perra estaba llegando hasta lo más profundo de mi recto y seguía empujando. Cerré los ojos, tratando de soportar esa posible humillación. Gemí, mordiéndome el labio para evitar hacer cualquier sonido.
    
    —Grita para mí —gruñó. Abrí los ojos y lo miré.
    
    —Dime lo que quieres —su voz era profunda. Cuando no respondí, dejó de moverse.
    
    —Dime lo que quieres ...
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