1. Fantasías en la playa


    Fecha: 07/08/2018, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... por todos los agujeros de mi cuerpo, quería tenerle dentro cuantas más veces mejor y hasta estaba dispuesta a beber su esencia.
    
    Nos metimos a la ducha donde el agua fría templó los ánimos, pero no por mucho tiempo. “Uy el jabón”dije mientras disimuladamente lo dejaba caer a sus píes, entonces me arrodille y comencé a pasarle las manos por los muslos hasta llegar a su testículos y rozar con leves toques la superficie velluda. Él comenzó a excitarse y su glande parcialmente oculto reapareció de nuevo ante mí. Entonces lo tomé con ambas manos y comencé a frotarlo contra mi cara, mi cuello, mis labios..., besaba suavemente la punta, lo que le excitaba.
    
    El agua caía y él se agachó a mi altura y me besó, entonces se tumbó en la bañera, así me facilitaba las cosas y él no se caería, pues las piernas le flaqueaban de placer... Con la mano izquierda le acariciaba el pecho, arañándole con las uñas, con la derecha le acariciaba la polla y con mi boca daba besitos y mordisquitos por toda la verga, desde la punta hasta la base, una y otra vez, nunca antes me había fijado en lo hermosa que es una tranca bien recta, y más como aquella. Él, mientras, hacía dibujitos en mi espalda, que combinados con las gotas de la ducha me ponían a doscientos por hora; dejé de acariciarle el pecho para masajearme mi clítoris, parcialmente preparado. Entonces comencé a chupar la punta, primero levemente, después más rápidamente hasta que me la metí hasta la garganta; era la primera vez y me ...
    ... atraganté, cogiéndome por la cara me miró a los ojos y con su mirada me dijo que no debía hacer cosas que yo no quisiera, pero yo quería, quería tenerle dentro así, y por donde se pudiera. Los besitos parecían surtir más efecto que otra cosa, así que continué así un rato, hasta que comenzó a calmarse, eso no convenía, así que me decidí y comencé a pasarle mi pubis por la polla, eso resultó suficiente para calentarle, apagué la ducha. “Vayámonos a la cama, estaremos más cómodos”
    
    Una vez allí saqué los preservativos que tenía en mi mesilla y le desenrollé uno con la boca, algo un tanto asqueroso, pero excitante, entonces cogí unos pañuelos y se los di.
    
    -Soy tuya, átame como quieras
    
    Estaba aturdido, no sabía que hacer, de modo que tiró los pañuelos y se abalanzó como un tigre sobre mi. Agarró una de mis manos y la llevo a su correspondiente esquina, poniendo la suya encima y repitiéndolo con la otra mano; me abrí de piernas, para facilitarle el trabajo y con una habilidad envidiable me introdujo su largo y enfundado palo. Una y otra vez metía y sacaba su polla de mi vagina, una y otra vez, una y otra vez, los segundos se convertían en minutos, los minutos en horas, las horas en días... Mi mente comenzó a vagar y de pronto me vi otra vez en esa playa donde hace un instante estábamos retozando juntos, desde mi útero las primeras convulsiones subían como la espuma. “Me va a dar otro orgasmo” dije tímidamente; “esto tiene que durar, un poco más” y tras decir esto bajó el ritmo, ...
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