Desafío de galaxias (capitulo 24)
Fecha: 08/08/2018,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos
... suyos.
—Muy bien. Por cierto… mi madre quiere saludarte y darte dos besos.
—Mañana paso sin falta, ya sabes que he estado muy liada, —y sacando una botella de la caja, exclamo—. ¡Coño! Orujo… y blanco.
—¿Orujo? ¿Qué es orujo?
—Es un licor de España, y es muy fuerte. No sé yo si esto te va a gustar, que tú eres muy “fina” —dijo Marisol bromeando.
—¡Eh, eh, eh…! Que yo le he cortado la puta cabeza a un bicho feo y malo, —bromeó también Anahis frunciendo el ceño haciéndose la ofendida.
—Cuidado, que ha aparecido la “decapitadora”, —dijo Marisol soltando una carcajada, y después, abrazándola, añadió—. Me da miedo meterme en la cama contigo.
—¿Cómo que…? ¡a ver si te voy a tener que meter a rastras!
— ¡Uy, que bruta!
—¡Anda! Dame la cosa esa.
—No tenemos vaso de “chupito”, —dijo Marisol echando un poco en un vaso normal— nos apañaremos con esto.
Entregó el vaso a Anahis, que lo olisqueo con suspicacia. Hizo un gesto característico mientras Marisol, desnuda sobre la cama, se partía de la risa.
—En mi pueblo se toma de un trago, —dijo, y se tomó el suyo de golpe, lo que la provoco que los pezones se le pusieran como piedras. Anahis ...
... la imito y los suyos también se endurecieron, y la cola se le puso erecta mientras tosía y ponía cara rara…, muy rara.
—¡Qué horror! —pudo decir finalmente con la voz quebrada—. Sabe a combustible de propulsión.
—Pues a mí me gusta, —dijo Marisol sirviéndose otro vaso.
—Dame un poco más, —Anahis la tendió el vaso decidida.
—¡A ver si te vas a emborrachar!
—¡Joder! Ya casi lo estoy.
—Le voy a decir a mi padre que te prepare una botella con sabores…, de plátano…, o de fresas.
—¿Esto lo hace tu padre?
—En el sótano de casa. En Almagro, el que no destila, conoce a alguien que lo hace. El que se vende en las tiendas, es solo para los turistas. Pero dejémonos de charlas, ven aquí… “decapitadora”.
Marisol la abrazo y sus labios primero y, sus lenguas después, entraron en contacto en un floreteo continuo—. ¡Hum...! Que bien sabes a orujo, —y continuo saboreándola. Bajo a sus pezones mientras Anahis la acariciaba el trasero y su cola se enroscaba en el muslo obligándola a separar las piernas. Los gemidos, los suspiros y los orgasmos, se sucedieron con pasión hasta que finalmente, las dos, quedaron inertes y sudorosas abrazadas sobre la cama.