1. EL MILAGRO DEL AMOR.


    Fecha: 15/08/2018, Categorías: Hetero Autor: Barquidas, Fuente: SexoSinTabues

    ... encharcado… Más que lubricado… Listo para acoger dentro a tu polla… Anhelándola… Pero el cerebro gobierna los músculos y éste les ordena cerrarse… Rechazar hasta el simple contacto… Es el “regalito” que me legó mi “querido abuelito”… Porque no fue una sola vez… No… Fue como año y medio de violarme a diario… Ah, y con el concurso de mi “queridísima” mamá…Porque ella era consentidora, ayuntadora al servicio del abuelo… Me decía: “Relájate, y disfruta, Martita”… Y todo por el plato de comida, tres veces al día, que el abuelo nos daba… Más bien escaso, pues el viejo era más usurero que tacaño… Aunque, más bien, por los buenos cuartos, billete sobre billete de mil “pelas”, que el viejo avaro guardaba en casa, bajo un ladrillo, como suele decirse, pues no se fiaba de los bancos, y la zorra de mi madre aspiraba a apropiarse de ellos al “diñarla” el viejales… Nievo descanso para volver a recuperar las gastadas energías al hablar… Aunque ya tampoco estaba tan exaltada cono cuando comenzó… Parecía como si el recuerdo de su terrible suplicio hubiera amainado la primigenia exaltación. Se me acercó, acostados como estábamos, pegándoseme más y más… Estrellando sus desnudos senos contra mi pecho, también a pelo… La sensación que disfrutaba era inenarrable, con aquellos pezoncitos… o pezonzazos, acariciando, suavemente, mi piel… Marta empezó a acariciarme con suma dulzura… Con esos besitos de piquito que tanto me encantaban… Y volvió a hablarme • Mi amor, ¿sabes?, las fobias, los miedos ...
    ... de origen psicológico no se superan por sí mismos… Es preciso enfrentarles con denuedo… Con decisión y férrea voluntad de superarlos, de vencerlos… Hay que asumirlos, plegarse una a lo que el cerebro rechaza… Mi propósito es ese precisamente, superar mi fobia al sexo… Haciéndolo contigo hasta que me guste… Hasta vencer la fobia mediante el placer que, antes o después, me darás follándome • Pero mi amor eso… ¡No; no podré hacerlo!. ¡Sería forzarte!… ¡Como si volvieran a violarte!. ¡Y yo precisamente!. ¡Qué horror, Dios mío; qué horror!. • No mi amor; no… Sería muy distinto, porque es lo que quiero que hagas… Que hagamos… Entonces, por sorpresa, sin esperármelo, ella, en uno de esos besitos de “piquito”, volvió a abrirme sus labios… Su lengua avanzó, decidida, y procedió a lamer mis labios… Y yo, qué iba a hacer, sino sacarle mi propia lengua y unirla con la suya en estrecha caricia lengua a lengua… Los involuntarios tremores de su divino cuerpo se repitieron, así como los amagos de nauseas…de arcadas… Pero Marta no cejó en su empeño… No me retiró su lengua, sino que la mantuvo, recreándose en unirla a la mía… En acariciar y ser acariciada… Y así, poco a poco, temblores, nauseas, arcadas, fueron bajando de intensidad… El temblequeo de su cuerpo no cedió por completo, pero las náuseas y arcadas sí que acabaron por ceder de plano, rendida su boca a las mutuas caricias… • Lo ves mi amor… Tengo razón… Me empeñé en vencer el rechazo a unir mi lengua a la tuya y triunfé sobre ese ...
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