1. EL MILAGRO DEL AMOR.


    Fecha: 15/08/2018, Categorías: Hetero Autor: Barquidas, Fuente: SexoSinTabues

    ... “yu-yu”… Lo lograremos, mi amor… Haremos que el milagro se produzca… El milagro del amor… De nuestro amor… El tuyo por mí y el mío por ti… Y sin más, toda decidida, se lanzó sobre mí; me soltó la hebilla del cinturón y el botón que ceñía los pantalones a la cintura, para, seguidamente, arrear sendos tirones hacia abajo con ambas manos, llevándose por delante pantalones y calzoncillo, todo en uno, hasta que ambas prendas acabaron esparcidas por el suelo y yo, en porreta picada. Se tendió entonces boca arriba en la cama, pidiéndome • Venga amor; quítame tú la braguita Y allá fui yo, casi como autómata, a hacer lo que mi dueña y señora me demandaba. Me coloqué frente a ella, de rodillas, y en forma que sus piernas, las dos, quedaron entre las mías… Le bajé la braguita, el tanga, hasta sacárselo por sus pequeñitos y divinos pies, yendo entonces la prenda a hacer compañía a todas las que yacían, esparcidas por aquél santo suelo… Al quedar libre del tanguita, Marta me abrió sus muslos cuanto de sí podían dar, con lo que entonces fui yo quien quedó, arrodillado, en medio de aquel arco más que preñado de promesas de divinas, maravillosas dulzuras… El pubis no lo tenía arreglado, con lo que aparecía ante mí como una maraña de vello pubiano… Espléndido, sedoso, de profunda negrura en intenso azabache, en total concordancia con su mata de pelo… Y claro, el Sancta Sanctorum de su genuinamente femenina intimidad se adivinaba entre aquella maraña más que se divisaba Marta me miró ...
    ... sonriente, con esa mirada que esa tarde vi por vez primera, pero que luego tan a menudo se repetiría… Con esos ojos, en los que bailoteaba una más que fascinante diablesa, que incluso parecía agitar al aire, alegre, su rojo tridente • Sabes cariño… Me has visto desnuda… Pero no del todo… El chochito todavía no me lo has visto… Ven mi amor; acércate más… Míralo… Marta se había llevado ambas manos a su “tesorito”, abriendo los labios mayores y menores “ad líbitum”, con lo que ante mí surgió la flor de su feminidad en todo su enjundiosa magnificencia… Era una rosa, pues sonrosadita era esa flor… Intensamente brillante en virtud a lo mojadita que estaba… En verdad que Marta no había mentido ni exagerado un pelo al decir que el “tesorito” lo tenía encharcado por sus íntimos fluidos de mujer excitada… Y en mis oídos sonó a música celestial su aterciopelada voz cuando, un tanto enronquecida, entrecortada, casi balbuciente, me dijo • Métemela mi amor… Clava tu polla en mi chochito, cariño mío… Anda vidita… Fóllame… Fóllate a tu novia… A tu mujer, bien mío… Vamos, mi amor… No pierdas más tiempo… Hazme tuya… Hazme mujer… Disfruta mi coñito, amor… Y yo volví a ser un autómata, haciendo lo que se me pedía… Sólo que muerto de ansias por disfrutar ese tan deseado manjar de dioses, sólo digno de un Zeus-Júpiter, dueño y señor del Olimpo griego o del Panteón de los dioses romanos Lo hice procurando ser gentil con mi dama, poniendo en el empeño la mayor delicadeza de que fui capaz, pero todo ello de ...
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