1. EL MILAGRO DEL AMOR.


    Fecha: 15/08/2018, Categorías: Hetero Autor: Barquidas, Fuente: SexoSinTabues

    ... caballero a la antigua usanza… ¿No te parece un tanto trasnochado ya eso? • Pues sí; creo que un tanto a la antigua sí que soy… Consecuencias de mi educación paterno-materna… Sí; muy, pero que muy “demodé” ya hoy día… Pero qué quieres; así soy… No puedo remediarlo… Es lo que me inculcaron, como forma de respeto a la mujer en general… Pero de acuerdo, mi muy querido putón verbenero: Iremos a tu casa y te follaré hasta que la leche te salga por las narices… Y es que, ¿sabes?. Serás más puta que las gallinas, pero estás de un “buenorro” que tira de espaldas… • ¡Ja, ja, ja!. Ya sabía yo que no te ibas a resistir… Que lo de no follarme lo decías con la boquita chica… Que estás que babeas por “tirarte” a esta puta, como tú me llamas… Llegamos a su casa y del tirón fuimos al dormitorio, con su camita individual, más bien estrechita con sus 90 cm, pero para lo que íbamos a hacer qué más se necesitaba… Tan pronto entramos, me desprendí de la camisa pues, aunque no era más que el 3 de Junio, la temperatura en Madrid, y desde más-menos, mediados de Mayo, aconsejaba ya la manga corta como vestimenta normal, al menos hasta el inicio de la noche, allá por las nueve o las diez Ella, a su vez, tan pronto entramos, se sacó el vestido por la cabeza, mandándolo a hacer puñetas al suelo, y seguidamente, el sujetador, con el mismo humilde destino final que el vestido, con lo que quedó ante mí en toda su espléndida desnudez, sólo cubierta aún por la mínima braguita, un tanga minúsculo, de esos ...
    ... que por detrás sólo disponen de una mínima cintita que, comúnmente, se les inserta en la rajita del culete a las féminas que portan tal tipo de prenda, en brillantísimo color blanco con encajes, a juego con el sujetador recién quitado ¡Y Dios qué escultural que resultaba así!. Yo siempre había sospechado que lo alto y firme de sus senos se debía, realmente, al “andamiaje” sostenedor del sujetador entonces abandonado de cualquier manera por el santo suelo… ¡Pero qué equivocado que estaba!, pues sus senos, aunque entonces algo caídos por la fuerza de la gravedad, eran altos, firmes, túrgidos… Y qué decir de aquellos pezones, gordezuelos… De delicioso aspecto que parecían decir: “¡Comedme!”, ”Degustadme”… ¡Qué hermosura de anatomía, Dios mío!. Mucho mejor de lo que yo creía y esperaba… Y no pude sustraerme al deseo de degustar esas maravillas de manjar de dioses; me acerqué a ella, la tomé, primero por la cintura para pegármela a mí mismo… A aquella “cosa” que, entre mis piernas, despertaba con más que enérgica briosidad… Le acaricié esos senos que más semejaban cántaras repletas de dulcísima miel… Al instante noté cómo su cuerpo empezaba a temblar ostensiblemente, a tensarse al contacto de mis manos, cosa que achaqué al enervamiento de la libido de la mujer a tal contacto Pero seguidamente, en ella se obró una reacción enteramente inesperada…completamente atípica en el estado de ansiosa pasión sexual que yo entonces le suponía; fue cuando mi boca buscó la suya, empeñado en que me ...
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