LA PATRONA EXIGENTE
Fecha: 11/07/2022,
Categorías:
Hetero
Tus Relatos
Autor: Caramelo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
-Creeme. No era una casa complicada, prácticamente cuadrada, entre medianeras, pero además de la casa propiamente dicha, por un costado, en un pasillo independiente, se accedía a un patio que estaba en el fondo de la casa, a la cual daba tres habitaciones, contra la medianera del fondo, un baño y el lavadero, contra el lateral opuesto al pasillo. Allí fui a vivir cuando me mudé a esta ciudad, para seguir la carrera que yo quería. Tenía 19 años y recién ingresé a la universidad. Alquilé allí, bastante lejos de las facultades, porque era barato, mucho más que las que estaban cerca del centro. Pero aparte de las veinte y pico de cuadras que había que caminar, la casa estaba bien. La habitación era bastante amplia, de unos 3x3 metros, una cama de plaza y media, una mesita de luz, una mesa cuadrada que hacía las veces de escritorio y un ropero bastante amplio con un buen espejo en la puerta. El inconveniente era que para ir al baño había que salir al patio. Yo estaba en la pieza del medio, las otras dos al costado. La única vez que entré en la casa fue cuando me presenté para alquilar la habitación. En la ciudad había miles de ubicaciones para estudiantes, dado que la mayoría de los concurrentes a las facultades eran de las ciudades del interior de la provincia, más algunos de países vecinos. Más allá de las indicaciones comunes, cuidar las cosas, el que rompe paga, etc., etc., es que estaba totalmente prohibido traer chicas, “aunque sea para estudiar”. En eso la patrona no ...
... tenía dudas.
-La mejor de las habitaciones es la que está más cerca del baño, en uno de los laterales del terreno, opuesto al ingreso al patio. Lo único que jodía era que la patrona se levantaba dos o tres veces por semana a eso de las cinco o seis de la mañana, para baldear el patio… y molestaba para dormir… Pero…, hasta que no consiguiera un buen trabajo me la tenía que bancar… Había buena luz, con una amplia ventana al patio y una lámpara en la mesa de trabajo, más en la mesita de luz y la central, en el cielorraso. Hacia el patio también daban la ventana de una habitación de la casa, de la cocina y la del baño de la vivienda, que no era para nuestro uso.
-¿Y no me contás como continuo la cosa con Vanesa? – La curiosidad de Laura no había sido satisfecha.
-No hay nada que contar. Eso ya no es “sorpresa”, como te dije con Victoria, la profe de “metodología”. Pero me acordé de lo que te estoy contando. Fue algo imprevisto y casual.
“Durante un par de semanas no hubo ninguna novedad. Una noche, estaba yo durmiendo cuando sentí unos golpes en la pared que estaba contra la cabecera de mi cama, que era la que la separaba de la habitación vecina. ¡Bun, bun, bun, bun…! ¡Me di cuenta! ¡Es el ritmo de alguien que está cogiendo! ¡No me van a dejar dormir! Me levanté y corrí la cama para que no tocara la pared. Aunque apagado, todavía se sentía el ritmo de la cogida. ¡El turro se trajo una mina! A la mañana me fijé si estaba el vecino. Cuando salió lo alcancé en el pasillo. «Hola, ...