1. Sexo con mi madura casera


    Fecha: 20/08/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Ella me dijo que no pasaba nada, que no sabía que estaba allí. Mi bañador, por cierto, me quedaba un poco ajustado. Era evidente mi erección, pero ahora María se hacía la recatada y no quería mirar. No me atreví a seguir adelante. Eso sí, cuando subí a casa me pajeé delante de la ventana, para que ella supiera lo caliente que me había puesto.
    
    Ya no podía más. Llamé una tarde a su puerta y pregunté si podía pasar. "María, no sé cómo te lo vas a tomar, pero tengo que decirte una cosa. Me excitas mucho. Sé que estás casada, pero te deseo con locura". Entonces me vino con pretextos y con miedos. Me cabreó mucho ver lo falsa que era. "Sé que me grabas, sé que yo también te gusto". No pude evitarlo.
    
    Y la besé en la boca, beso al que ella opuso resistencia. También quitó mis manos de sus pechos y trató de mostrarse indignada. "Sé que te gusta, que lo estás deseando", pero ella se oponía y se resistía, cada vez alzando más la voz. Vamos, que me los estaba poniendo de corbata y me veía incluso denunciado por violación. Hice el último intento y agarré su mano y se la puse en mi paquete. Trató de quitarla, pero yo la metí dentro del bañador. Tras los primeros intentos por apartarla, por fin me acarició los testículos.
    
    Volví a besarla y aparté mi mano de la suya. No la quitó. Me seguía acariciando el paquete, ahora subiendo por mi pene. "Sabía que te gustaba, puta". Y me la comí a besos, desesperadamente, no creo que le haya besado a ninguna mujer con tanto deseo como a María. Y ...
    ... ella me devolvía los besos con igual entrega, abriendo y cerrando la boca, juntándonos las lenguas que parecía que nos queríamos comer el uno al otro.
    
    Mis manos se perdían primero sobre su camiseta escotada, pero luego buscaba su canal y su carne. El nacimiento de sus pechos prometía mucho, pero quería más. Le quité la camiseta y quedó a la vista su aparatoso sujetador. Le magreé los pechos y por fin le quité el cierre a aquella prenda, quedando sus pesadas y algo caídas tetas a mi alcance. Su tacto era suave, y sus enormes pezones me pusieron a cien. Los chupaba, mordía, apretaba. Y ella jadeaba como una zorra y sin dejarme de masturbar. De hecho, estaba a punto de correrme.
    
    "Chúpamela, maldita zorra". Y ella me bajó el bañador y se arrodilló. Estaba muy caliente y se metió mi chupachups de un golpe. Mi polla estaba muy lubricada y ella paladeó todos mis jugos. Le gustaba mirarme y hacer ruidos con su boca mientras me la mamaba. Era una auténtica profesional. No tardé ni dos minutos en correrme en su boca. Ella se lo tragó todo. "Mmm... Como me pones, cabrón. Menudos dedos me he hecho viéndote masturbar. Te quería comer esta polla, no sabes cómo".
    
    Le subí la falda y la hice sentar en el butacón. Sus bragas negras no eran demasiado bonitas, pero se las quité y me quedó a la vista su coñazo negro y abierto, pues se había abierto de piernas. Tenía mucho pelo y estaba caliente. No dudé en abalanzarme sobre ella y le busqué los labios vaginales. Con dos dedos abría paso ...