1. Negación - Capítulo 6


    Fecha: 22/08/2018, Categorías: Masturbación Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos

    ... malo va a pasar… tranquilo. – afianzó el abrazo, conteniéndome con sus palabras llenas de amor, mientras empapaba con lágrimas su chaqueta.
    
    - Disculpa – le dije cuando pude volver a la calma – Yo… me tomaste por sorpresa.
    
    - Está bien, supe que no era un buen momento cuando te vi hace un rato en el salón, pero no podía seguir ocultándotelo más, te quiero siendo parte de esto, tu eres muy importante para mí, lo sabes – tomó mi cara entre sus pequeñas manos, y besó mis dos mejillas, ahí donde mis lágrimas hacían su recorrido hasta precipitarse al suelo. - ¿Me dirás que va mal?
    
    - ¿Estás loca?, y arruinar el momento, ¡por Dios, estás embarazada! – la tomé entre mis brazos elevándola y giré con ella, nos reímos.
    
    - Tranquilo, no querrás que te vomite la cara. – la dejé en el suelo lentamente, dramatizando una mueca de asco.
    
    - Tienes razón… ¿Cuánto…
    
    - Doce semanas – se anticipó.
    
    - ¿Claudia… - traté otra vez.
    
    - Sí, lo planificamos juntas, tengo fe en ella. Hemos tomado todas las medidas necesarias, inyecciones, medicamentos, todo. No debería haber ningún problema esta vez – me tranquilizó – Por eso quería que almorzáramos juntos hoy, iba a contártelo ahí.
    
    - ¿Seré Tío?
    
    - ¿Serás Tío? – me confirmó, y nos enfrascamos en una conversación sobre la alocada vida de una futura madre. Me habló de sus sueños y deseos, de la felicidad de sus padres por la noticia, de los miedos de su esposo, de sus proyectos, de sus mini-vacaciones y de los nombres, para el niño o ...
    ... la niña en camino. Junto a ella el sol brillaba, no había lluvia que me afectara a su lado, me contagié de su optimismo. Descubrí mirándola, que sin importar lo difíciles que sean las pruebas del camino, sin importar lo dolorosas que pueden llegar a ser, si existe convicción, también hay esperanza. Junto a mi amiga, ahí sentados, encontré paz.
    
    - - -
    
    Salí de la ducha. Me tiré en la cama, desnudo.
    
    Eran las diez con veinte minutos, en unos minutos más me dirigiría voluntariamente al purgatorio a pagar mi penitencia. Miré el pequeño sobre, aquel que me dio Claudia hace unos días. Esa era la clave para sobrellevar lo que sea que él planeaba hacer conmigo esta noche.
    
    De ser el que exigía y decidía, pasé a ser el que acataba y obedecía. Todo se basaba en un juego de poder. Si trataba de mirar en retrospectiva, no sabía a ciencia cierta en qué momento erré tanto el camino, en qué momento me perdí tanto hasta convertirme casi en el juguete en una asociación tan tormentosa. Yo no era sumiso, y no planeaba ser el perro de ningún enfermo. Yo amaba mi libertad de decisión. No toleraba el dolor y solo obedecía a mi instinto.
    
    Este era mi acto de revelación, este era el punto de inflexión, así le demostraba a él y me demostraba a mí mismo que yo tomaba el control de las cosas. No era un espectador, era un participe, un engrane más del sistema.
    
    Agarré uno de los supositorios y lo calenté unos segundos en mi mano, llevé mis rodillas al pecho, y lo introduje lentamente por mi ...