1. La dulce Julia, buena esposa y madre (III - final)


    Fecha: 25/08/2018, Categorías: Gays Autor: Gab, Fuente: CuentoRelatos

    ... tirado en la cama.
    
    Luis y yo parecíamos 2 muertos vivientes. Todo el departamento lo veía. Yo me distancié de él. Por primera vez, me sentía culpable de lo que le estaba pasando.
    
    No fue una sorpresa que nos insistiesen tanto en ir a la fiesta de antes de Navidad de la empresa que se celebraba en un mes. Se celebraba en un hotel cercano a la oficina. Estábamos invitados todos, con acompañante. Luis iría solo, y obviamente yo también. Quizá debería no haber ido.
    
    Para hacerlo corto. Empecé fuerte con las bebidas. Estando ya medio borracho, salí a la calle un rato, di una vuelta a la manzana, y en un callejón vi a Cindy, liándose con el idiota de Rodrigo. Así que por este imbécil me había dejado. Cabrona ella, idiota yo, por haber confiado en ella.
    
    En mi estado, tanto físico como mental, reaccioné de la peor manera. Fui directo a ellos, y le pegué un puñetazo a Rodrigo. Aunque en las películas parezca fácil, en la realidad me jodí bien la mano. Rodrigo, que estaba sobrio, me pegó otro puñetazo, rompiéndome la ceja. Caí, borracho como iba, y me golpeé la cabeza.
    
    No sé cuál sería la consecuencia para Rodrigo. Siendo director financiero y no habiendo empezado la pelea, entiendo que poca. Pero para mí fue clara. Despido inmediato. Y 3 noches en el hospital con una contusión en la cabeza, y una mano y ceja rota. A los 3 días debía volver a casa, pero alguien debía al menos visitarme al principio, ya que solo vendría una enfermera el primer día. Cuando me pidieron ...
    ... un contacto, en Londres, solo se me ocurrió uno: Julia.
    
    Era martes pronto por la mañana, segundo día de estar en casa. Estaba tirado en la cama. Estaba reflexionando sobre la situación. La pelea no iba a ser algo fácil de ocultar en mi expediente. Estaba hecho una mierda, mi vida se había ido al carajo. Estaba absorto en estos pensamientos cuando sonó el timbre. Me levanté, y me mareé. Esperé a que se pasase, mientras el timbre sonó de nuevo. Finalmente llegué a la puerta, la abrí. El corazón me dio un vuelco. Era Julia.
    
    No había recibido noticia del hospital sobre si Julia había rechazado ayudarme. Y en todo caso, si viniese, esperaba que primero llamase al timbre de abajo. Aparentemente un vecino salía cuando ella llegó, y pudo pasar.
    
    Estaba radiante. Estaba guapísima. Y se la notaba cansada. Debajo del abrigo, llevaba un jersey azul oscuro con una camisa. El jersey era ajustado, por lo que se marcaba muy bien el contorno de sus tetas y su cintura. Llevaba una bonita falda blanca que quedaba por encima de las rodillas. Dijo un frío hola, y pasó dentro. Me quedé mirando según avanzaba. La falda flotaba ligeramente según caminaba con el movimiento de sus caderas. Me encantaba su elegancia, su figura. Julia me volvía loco. Ojalá la hubiese conocido antes.
    
    —Voy a tumbarme en la cama, todavía me mareo un poco cuando estoy de pie —dije
    
    Julia me miró y asintió. Me siguió a la habitación, y me preguntó si quería algo. Me trajo un vaso de agua.
    
    —Cómo te sientes? ...
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