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Noche de tormenta
Fecha: 27/08/2018, Categorías: Masturbación Autor: CalmaSola, Fuente: CuentoRelatos
Adrián pasó a formar parte de su familia cuando la madre de él se casó con su padre. Aquello ocurrió cuando ella tenía doce años y él quince. Al principio Claudia sintió celos de él, pues pensaba que su padre la querría menos al tenerle a él. Cosas de niños... Pero cuando vio que no ocurría así, empezó a cogerle cariño y aunque no compartían sangre, no tardó en quererle como al hermano mayor que siempre quiso y nunca tuvo. Él a su vez siempre se mostró cariñoso con ella. La cuidaba y la protegía. A veces discutían y peleaban, pero no tardaban en reconciliarse... A medida que los años pasaban, la relación entre los hermanastros se hacía más fuerte. Se convirtieron en confidentes y el uno era el mejor amigo del otro. Se contaban alegrías y penas. Y cuando ella comenzó a fijarse en chicos y a tener sus primeros escarceos amorosos con ellos, siempre volvía a casa ansiosa de compartirlo con Adrián. Le contó incluso cuando le vino su primera regla. Y cuando el médico le recetó la píldora anticonceptiva para regular sus desarreglos con esta fue Adrián quien la acompañó. Él compensaba esta complicidad y confianza contándola sus aventuras con las chicas, sus experiencias, o contestando cualquier pregunta que ella hiciese. Llegó un momento en que el sexo era el tema de conversación que ocupaba la mayoría de sus charlas. Claudia estaba en el pleno auge de su adolescencia. Sus hormonas estaban revolucionadas produciendo los cambios que la estaban convirtiendo de una ...
... niña mona a una mujer casi hermosa. Su rizada melena negra cada vez tenía más cuerpo, sus senos se estaban redondeando y llenando. Su cintura se estrechaba. Sus piernas se volvían largas y esbeltas y sus caderas torneadas. Sus preguntas a Adrián se volvían cada día más atrevidas. A lo largo del día iba recogiendo en un saquito de su memoria todos los comentarios sobre chicos y sexo que oía en el instituto y por la noche, tras la cena iba al cuarto de su hermanastro a que este resolviese todas sus dudas. A los padres nunca les preocupó que Adrián pasara horas en el cuarto de Claudia o viceversa. Aunque les vieran ir al uno al encuentro del otro en ropa interior o con ropa ligera. Les habían educado como hermanos y jamás se les pasó por la cabeza que pudiese surgir algo más. Pero, ya a la edad que tenían, Adrián era muy consciente de los cambios que se habían operado en Claudia y ella no podía evitar fijarse en el cuerpo de su hermano y ver que cada año que pasaba se hacía más atractivo. De vez en cuando los dos habían tenido sueños eróticos en los que ambos eran los protagonistas, e incluso Adrián, más de una vez se masturbaba pensando en que poseía a su hermanastra. Y aunque cada vez que lo hacía se sentía avergonzado, no podía evitar desearla. Pero esta vergüenza que sentía hizo que poco a poco se fuese distanciando de Claudia. Ya nunca iba a su habitación y si ella iba al suyo, enseguida ponía como excusa que estaba cansado o algo así para que ella se ...