1. Noche de tormenta


    Fecha: 27/08/2018, Categorías: Masturbación Autor: CalmaSola, Fuente: CuentoRelatos

    ... consiguió quedarse dormido mientras se decía a sí mismo una y otra vez...
    
    ―He hecho lo correcto...
    
    A partir de aquella noche, la relación de los hermanastros cambió y se hizo más fría.
    
    Eran cordiales el uno con el otro, pero dejaron de ser confidentes, se acabaron las largas horas de conversaciones y el pudor nació en ellos. Ninguno volvió a presentarse ante el otro sin estar completamente vestido.
    
    Dejaron de verse como niños y se convirtieron cada uno a los ojos del otro en hombre y mujer. Y aunque secretamente ambos se deseaban, ninguno demostraba más sentimiento que el fraternal...
    
    Siete años pasaron desde que Adrián entró por la puerta de aquella casa, hasta que la voluntad de los hermanastros por fin se quebró...
    
    Sus padres habían salido de viaje. Aquella no era la primera vez que dormían solos, no parecía ser una noche especial.
    
    Cenaron pronto y no tardaron en acostarse porque al día siguiente ambos tenían clase.
    
    Era una noche calurosa, así que Claudia sólo se puso un ligero y corto camisón, sin nada debajo.
    
    Adrián a su vez, se acostó completamente desnudo.
    
    Ya pasaba media noche cuando un tremendo estruendo los despertó a ambos. Un trueno. Era una tormenta de verano...
    
    Adrián simplemente, se dio la media vuelta y un par de minutos después se volvió a quedar dormido.
    
    Pero a Claudia lo que más la aterraba en el mundo era una noche de tormenta. Cuando era pequeña, según sonaba el primer trueno corría a refugiarse en la cama de su padre. ...
    ... Después, cuando este se casó, empezó a ir a la cama de Adrián. Pero después de la noche en que él se negó a besarla, había pasado todas las noches de tormenta en vela en su cama, temblando y cubriéndose hasta la cabeza con la sábana.
    
    Y, sin embargo, aquella noche no pudo evitarlo. Antes de darse cuenta se encontró abriendo la puerta de la habitación de él y entrando sigilosamente para no despertare.
    
    Él era de sueño ligero y en cuanto ella manipuló el picaporte de la puerta, despertó. Un escalofrío recorrió su cuerpo al pensar que ella tal vez quisiera dormir con él como antiguamente, pero prefirió hacerse el dormido a ver qué pasaba.
    
    Sintió los pasos de Claudia dirigiéndose al lado de la cama que estaba libre y notó una ligera brisa cuando ella levantó la sábana.
    
    Él fue consciente de su desnudez y al ver que ni ella se acostaba ni la sábana volvía a bajar comprendió que su hermanastra estaba mirando su cuerpo.
    
    En efecto ella recorrió con la mirada cada centímetro de la piel de él desde la nuca hasta las nalgas, las cuales deseó tocar. Pero se reprimió y por fin se acostó ligeramente separada de él.
    
    Antaño se pegaba mucho a él y se acurrucaba hasta que dejaba de tronar, pero en esta ocasión no se atrevió. Aunque sentía que su cuerpo ardía sobre todo su entrepierna y anhelaba abrazar aquel cuerpo desnudo que yacía a su lado. El ardor de su deseo hizo que olvidase el miedo por el temporal.
    
    Tras un rato los dos pensaron que el otro dormía. Ninguno se movía y ...