1. Casada, pero necesitada de macho


    Fecha: 30/08/2018, Categorías: Voyerismo Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos

    ... apoyado a hacerse una profesionista, una infidelidad al hombre que la amaba y que amaba a su hijo pese a que...
    
    En aquellos pensamientos estaba cuando un trabajador se le dejó ir. Agarrándola descuidada y a solas, trató de vejar a la Licenciada. El muy truhan se adueñó de sus turgencias femeninas en tan sólo unos segundos, que a ella le parecieron horas.
    
    En el estrecho pasillo gritó pero nadie vino en su auxilio; no evitó ser manoseada y ensalivada.
    
    —´Óra sí chula. Te voy a bajar los ardores. ¡Vas a ver que éste sí es hombre! —le dijo aquél.
    
    Y es que, para esos momentos, la mujer ya había sido criticada y juzgada por la mayor parte del personal de la plataforma (quienes la tildaban de:...casada, pero necesitada) pues, gracias a aquellos tres chismosos, muchos sabían de lo ocurrido.
    
    Y como no faltaba el“aventado”.
    
    Aquel desgraciado pretendía hacerla suya a la fuerza, sin embargo, hábilmente, Renata se dio la maña de darle un rodillazo en sus ansiosas partes. Lo dejó haciéndose un ovillo del dolor y ella corrió alejándose de allí.
    
    Temiendo una denuncia, el malandrín huyó de la plataforma antes de que Renata se lo comunicara a alguien, sin embargo, al final, todo mundo se enteró.
    
    Otumbo, preocupado por ella, trató de consolarla aunque...
    
    —¡Déjame! —le dijo ella y se alejó de él.
    
    Renata se mantuvo distante de Otumbo, decidida a no arriesgarse nuevamente. Y a no cometer algo tan peligroso como aquel desliz.
    
    —Pues sí cabrón. La cagaste y bien feo ...
    ... pincheBestia —le decía más tarde, un compañero suyo (uno de aquellos mirones) mientras jugaba cartas con Otumbo.
    
    —Si ya la tenías pero si bien puesta, no sé por qué la dejaste ir viva, caray —dijo otro.
    
    Como Otumbo estaba un tanto tomado, y aún más ebrio de despecho, no quiso ni reflexionar ni refutar las palabras de sus camaradas de juego. Sólo se dejó hundir en aquella depresión hasta que, habiendo perdido todo su jornal, dejó aquel grupo y se fue a su camarote.
    
    Encerrado en aquel estrecho lugar, se dio la libertad de hacerse, por propia mano, una rotunda chaqueta.
    
    Después de todo, se había perdido el servicio de las visitadoras la última vez y ya tenía mucho tiempo de no descargar su semilla.
    
    Fue así que mientras sus vecinos estaban enfrascados en su juerga nocturna, él se ocupaba de otra cosa.
    
    Otumbo atrajo la imagen de Renata a su mente. Aquellas porciones generosas de carne femenina que formaban su culo le llegaron de inmediato. Quizás sus compañeros tenían razón, había sido un tonto. Debió hacerla suya cuando tuvo la oportunidad. Pero...
    
    Pero él no era así.
    
    «Me conformo con lo buena que fue. Ninguna mujer había sido así conmigo, ninguna. Y eso fue de lo más bonito que he vivido», se dijo para sí, al mismo tiempo que recordaba cómo aquella “dama” le había mamado el pito por propia voluntad, y así encontró conformidad.
    
    Su tosca manaza se asía de su grueso pene y lo estimulaba, con la imagen de la mujer que amaba en el pensamiento.
    
    Tan ido ...
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