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El inquilino...
Fecha: 02/09/2018, Categorías: Gays Masturbación Autor: renovatio111, Fuente: xHamster
... que estamos follando, rey. Y voy a hacer que te lo pases tan bien que querrás que te folle a todas horas.Y a renglón seguido bombeó con las caderas contra el culo del muchacho. El terso cipote se deslizaba por el interior de un Toño al borde del llanto a causa de la catarata de emociones por la que estaba transitando.-Por favor…-suplicaba.-¿Qué?-No sé qué me pasa.Y es que de su tierno e inexperto glande se escapaban pequeños grumos blanquecinos.-Cabrón, te estás corriendo –dijo el hombre entusiasmado con lo que veía.Y redobló el ímpetu de sus enculadas.-Esto es follar -le dijo al oído- ¿Te gusta?Toño no contestó; solo volvió su cara buscando los labios de ese hombre feo, pero secretamente hermoso, con quien hacía realidad sus más profundos deseos.-Me voy a correr –dijo el inquilino en tono casi de delirio- Córrete conmigo, chavalín.Y le tomó de la polla con la mano ensalivada pajeándole despacio.Toño respiraba agitadamente entre los brazos de su “torturador” sobrepasado por la potencia del orgasmo que le sobrevenía.-¡Oh, rey, toma toda mi leche, tómala, tómala! –explotó el inquilino.Los dos se fundieron en un beso de tintes caníbales mientras el orgasmo les recorría cada célula de sus cuerpos.Quedaron exhaustos esa tarde de finales del caluroso julio, en la alcoba sin ventilación de la casa de doña Engracia que correspondía al cuarto de la plancha de la casa de la familia de Toño.Toño despertó la mañana del domingo en su cama. Y lo primero que pensó fue que ojalá estuviese ...
... a su lado el inquilino de doña Engracia para repetir lo de la tarde anterior.Su madre entró en el cuarto y le apremió a levantarse.-Ven conmigo a misa –le dijo mientras recogía del suelo la muda sucia para lavar.-¿No me puedo quedar un rato más en la cama?-¿Tú también vas a terminar como tus hermanos, que ya no cumplen con los mandamientos así les caiga un rayo?-Está bien –se resignó Toño.La madre examinó los calzoncillos del chico y descubrió espantada una mancha de sangre.-¿Y esta sangre? –dijo alarmada.Toño se puso de todos los colores.-¿Qué te ha pasado?-Me duele cuando voy al baño –se apresuró a contestar.-¿Tienes hemorroides?Toño afirmó rápidamente con la cabeza.-Me daba vergüenza decirlo.-¡Ay, qué niño! Ahora mismo nos vamos a una farmacia y compramos una pomada. No tienes que avergonzarte. El abuelo las tuvo y gracias a un ungüento que le recetaron, se le curaron. Así que levántate que hay cosas que hacer.De esta manera, sin sospecharlo, la madre de Toño colaboró en solucionar los desagradables efectos secundarios del sexo anal que su hijo había empezado a practicar.Tras la visita a la farmacia de guardia más próxima y hacerse con el consabido ungüento, acudieron a misa a la parroquia. Ofrendaba monsen Camilo. Se pusieron en el ala derecha, justo al lado del cuadro donde el anciano santo de entrenada musculatura era martirizado por ese par de malvados paganos de atlético físico y rostros diabólicos. El que permanecía más erguido de los dos con un mazo en las manos y ...