1. La infausta cena


    Fecha: 02/09/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... mendigaban lo que nosotros desechamos y ellas apetecían lo que les era inaccesible. Ahí estábamos nosotros; yo, al igual que Gaspar, estaba dispuestos a hacer “casi, solo casi” todo lo que ellas quisieran. La suerte está echada. Menos follar con ellas, que no lo soporto, cualquier cosa. ¿Qué mal lo tenían el trío de buenos chicos, guapos y parece que con dinerito, parné que decían ellos, porque de eso presumían.
    
    Vienen las niñas, nos comemos todo lo que ponen. Procuro que Gaspar no beba alcohol, yo tampoco. Ellas medio borrachas pero con aguante femenino, que ya es mucho decir. Los tres alevines, despatarrados en los sillones, y comienza el juego. Yo con ganas; Gaspar, como estaba bien, y sin alcohol, me entendió muy bien qué había que hacer, incluida la peor de las cochinadas que se les pudiera ocurrir a las chicas, excepto follarlas, que es siempre problemático. Le dije:
    
    —”¡Que nos follen ellas!”.
    
    —”Si saben…", respondió.
    
    Nos reímos y esa fue la propuesta. Conseguir que se lo pasen bien, pero “¡que nos follen ellas!”. Gaspar no acababa de entender, pero se fió de su primo, y su primo, o sea yo, sabía qué tenía que hacer para los dos. Había habido tiempo de pensar y de ver cómo reacciona cada uno de los reunidos. De momento los tres chicos tenían que dormir juntos en un sofá. ¿Solución? Un combinado a cada uno de estos que preparo yo con gin, vodka y matarratas. Como ya estaban entrados en tragos, este combinado con un Ginger Ale que presume bien, les animó. No ...
    ... tardaron más de media hora. Cayeron KO sin remisión y los metí a los tres juntos en un sofá. No hacía falta taparlos, con el calor que hacía por fuera y el que tenían por dentro, ya estaban aviados hasta el día siguiente.
    
    ¿Qué hacer? Pedí a Lorena que comience el juego. Y nos anunciaron un juego de prendas. Alertado Gaspar de que resistiera, conseguimos que todas las chicas, todas sin excepción se quedaran, sin zapatos, para que no escapen lejos, sin blusa para que no salgan a la calle, sin pantalones para que se queden a merced nuestra. Habíamos formado un equipo de los chicos contra las chicas. Tres chicos durmiendo y dos respondiendo. Ellas pagaron todo. Le dije a Gaspar que era la hora de ir perdiendo hasta quedarnos totalmente desnudos, que ellas no pierdan más porque eran demasiados coños juntos. Y así fue. No sabían qué había pasado, pero comenzamos a no acertar con las respuestas a las preguntas. Remitieron nuestros falos al cansancio. Gaspar y yo nos habíamos quedado, sin zapatillas, sin calcetines, sin reloj, sin pulsera, sin collar, sin camisa, sin gorra, sin pantalón y nos quedaba el mini slip, y decidí perderlo. Lo perdí, lo pagué. Pero..., había un pero: o me lo quitan o no me lo quito. Se levantaron todas a quitármelo y les puse orden, entre todas, dos dedos cada una y a la voz de tres. Y así fue.
    
    —”Una... dooos... y ¡treseees!, ¡abajooo!
    
    Y las muy putas lo bajaron, lo bajaron a los tobillos, pero mi polla saltó, aunque fláccida y larga, dio un brinco y ...
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