Historia anónima
Fecha: 09/09/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Duoaduo, Fuente: CuentoRelatos
... suavemente.
Estaba claro que él estaba actuando con determinación y comenzaba a explotar la situación de hacerse pasar por el acompañante de ella, a tomarla como si fuese su pareja, a hacerla suya con intención ante el resto de los comensales, los camareros y ante mí, siempre con el beneplácito de Ana.
En la calle el frio se dejó sentir pronto en la cara, mientras encendía un cigarro, pude observarlos como salían del restaurante, parecían tener algo en común, mientras que yo pasaba a ser acompañante. Chicogranada cada vez acentuaba más su papel pareciendo su escudero, su verdadera pareja.
No dejé pasar el tiempo y le sugerí que indicase un local donde pudiésemos tomar algo, una copa o un baile, algún sitio donde continuar, era de allí y debía de ser nuestro cicerone.
No sé si es lo que deseaba o si le apetecía, hasta ese momento yo seguía al frente de la situación. Chicogranada pensó durante unos segundos y nos sugirió un par de sitios tranquilos y cercanos donde tomar algo, no pusimos pegas, nos encaminamos los tres por la calle cogiendo entre los dos a Ana, él de la mano y yo suavemente por la cintura. Ella estaba algo nerviosa, pero aun así se dejaba guiar con una sonrisa, sin oponer resistencia. Noté que se abrazó fuerte a mí, pegando su cara a mi brazo y distanciándose algo de Chicogranada, él lo notó también. Pareció por unos instantes que había perdido parte de la confianza ganada y del clímax creado, pero parecía tranquilo y seguro de volver a recuperar el ...
... terreno perdido.
Tras un par de manzanas llegamos a un pub que por supuesto no conocíamos. Nos abrió el paso, después de saludar al camarero de la barra se encaminó por el local para sentarse en una mesa del fondo.
Había gente, pero no estaba muy concurrido, era una hora temprana en la noche. Chicogranada nos preguntó lo que deseábamos tomar y se fue a la barra a pedírselo al camarero, en esos momentos a solas Ana y yo nos miramos, le pregunté por su estado de ánimo y por saber si se encontraba bien, me dijo que si, aunque la noté nerviosa, no por fuera pero si por dentro. Le indiqué en voz baja que pasaría lo que ella quisiera que pasase y volvió a decirme que si nos encontrábamos allí era porque mí, yo lo había querido así.
No tuve mucho más que decirle, era verdad y era a mí a quien hacía responsable de todo lo que sucediese esa noche. En seguida llegó Chicogranada con las copas en la mano, nos puso a cada uno la nuestra, se sentó en la silla en medio de Ana y de mí. Nos comentó que el local era de un conocido suyo y que solía ir por allí de vez en cuando. Puestos así los tres en el local, con una copa delante, parecía que esperábamos que llegase el momento de la verdad, el momento en que nos levantásemos y fuésemos a lo que esperábamos que llegase, Chicogranada lo esperaba con más ahínco que nosotros. Fue para mí un momento difícil, aun podía dar marcha atrás a todo, Ana también podía, pero no lo haría, el chico le agradaba y ella no había buscado esa situación, ...